Un total de 64 estudios llevados a cabo entre 1956 y 2016 por el Centro de Neuroética de la Universidad de Oxford sugiere que la adicción al amor existe y que se manifiesta cuando se intenta reemplazar al compañero sentimental y luego le invade a la persona un sentimiento de soledad tras su ida.
Las consecuencias incluyen trastornos sociales, acoso e incluso la posibilidad de cometer asesinato, afirman los resultados del estudio, publicado en la revista New Scientist.
Anders Sandberg, uno de los autores la investigación citado por el medio, sostiene que la adicción y el amor se mezclan “cuando no quieres estar enamorado pero no puedes evitarlo y comienzan a surgir síntomas negativos como el abuso”.
El estudio sitúa a la expareja en el mismo lugar que ocupa la droga, que “inunda el cerebro con dopamina, lo que causa una fuerte sensación de recompensa y nos incita a volver a tomarla aunque tenga consecuencias negativas en nuestras vidas”, explica Brian Earp, otro de los autores del estudio.
Euforia y felicidad tras cada encuentro, seguido de desesperación, aflicción y depresión cuando la relación termina abruptamente.
No obstante, la idea de que una persona pueda ser adicta al amor es algo polémica “porque es complicado aplicar los términos ‘adicción’ y ‘amor’ cuando cada uno tiene una concepción distinta de lo que es la adicción y de lo que es el amor”, concluyen los autores.