USAID en la era Trump: del “soft power” a una mayor intervención

La USAID fue creada en 1961, durante la administración de John F. Kennedy (1961-1963), como parte de una estrategia estadounidense para contrarrestar el auge de movimientos revolucionarios en la región, explicó García Fernández

60

Montevideo (Mesa Américas), 18 feb (Sputnik).- La decisión del presidente Donald Trump de congelar los fondos de la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID, siglas en inglés) desató rumores sobre su posible cierre, pero todo indica que el propósito es pasar del llamado “soft power” a una estrategia de intervención más agresiva, aseguró a la Agencia Sputnik el analista mexicano Aníbal García Fernández.

Para el experto del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), este giro marca el inicio de una nueva fase en la intervención de Washington en América Latina, en la que la USAID operaría con “mayor discrecionalidad”, alineándose de manera “más directa” con los intereses geopolíticos de la Casa Blanca.

“No estamos viendo un debilitamiento o un final de la USAID, sino su adaptación a una estrategia más agresiva y menos transparente. La decisión de Trump no implica necesariamente un retroceso de la influencia de EEUU en la región. Hay que poner mucha atención en la forma particular que tiene Trump de gobernar. Ya tuvimos una primera administración, así que tenemos evidencia para poder decir que hay una brecha bastante amplia entre lo que dice y lo que hace”, advirtió el también doctor en Estudios Latinoamericanos.

A inicios de febrero Trump dijo que la USAID debería “cerrar”, y se refirió a posibles hechos de corrupción dentro de esa agencia, cuya dirección ocupa actualmente el secretario de Estado (canciller), Marco Rubio.

Según datos de la Oficina de Ayuda Exterior de EEUU, la asistencia distribuida por la USAID en 2023 -último año del que existe información completa- superó los 42.000 millones de dólares, principalmente en el área de desarrollo económico y asistencia humanitaria,

A su vez, ese año la USAID distribuyó en América Latina fondos por más de 1.700 millones y los rubros principales fueron asistencia humanitaria, desarrollo económico, derechos humanos y gobernanza.

MAYOR CENTRALIZACIÓN

Un aspecto en la reestructuración que promueve la administración Trump es la centralización de los fondos de la USAID, que ahora serán gestionados directamente por el Departamento de Estado, que podría ser menos transparente sobre sus recursos y objetivos, señaló García Fernández.

“¿Y eso por qué es importante? Porque cuando Trump terminó su primer mandato, se decía que no le había importado la región latinoamericana, pero nunca dejó de fluir el dinero del USAID y de otra organización que era la NED, la Fundación Nacional para la Democracia”, advirtió el experto.

La NED tuvo una reestructuración durante el mandato de Joe Biden (2021-2025), cuando se le redujo su estatus institucional, por lo que actualmente no es necesario que informe a qué organizaciones está financiando, precisó.

“Por tanto, EEUU ha planteado dos reestructuraciones en los últimos ocho años que indican que lo que se está haciendo es una mayor centralización de estas dos agencias que han incidido en América Latina”, agregó.

El 9 de agosto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China publicó un artículo denunciando a la NED por ser un mecanismo de injerencia de EEUU en todo el planeta, acusándola de actuar como los “guantes blancos” de Washington y advirtiendo que “lleva mucho tiempo subvirtiendo el poder estatal en otros países”.

HIJA DE LA GUERRA FRÍA

La USAID fue creada en 1961, durante la administración de John F. Kennedy (1961-1963), como parte de una estrategia estadounidense para contrarrestar el auge de movimientos revolucionarios en la región, explicó García Fernández.

“En un contexto de Guerra Fría, la USAID buscaba atender los problemas de desarrollo en América Latina, pero también establecer mecanismos de influencia y evitar que los procesos revolucionarios se extendieran”, señaló el experto.

Inicialmente, la agencia desplegó programas de lucha contra la pobreza y reformas agrarias de corte liberal, que garantizaban cierta redistribución de la tierra sin afectar a los grandes terratenientes, en el marco de la llamada Alianza para el Progreso (1961-1970), que incluía asistencia económica y militar.

Durante la Guerra Fría, la USAID estuvo vinculada con la Escuela de las Américas, ubicada en Panamá hasta 1984, que entrenó a miles de militares latinoamericanos en técnicas de contrainsurgencia, muchos de los cuales participaron en gobiernos dictatoriales en países como Argentina, Chile, Uruguay, El Salvador, Nicaragua y Honduras.

En paralelo, Washington promovió el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca de 1947, para estandarizar las fuerzas armadas latinoamericanas y garantizar su abastecimiento con armamento estadounidense en desuso.

Luego de esta asistencia en materia económica y militar, EEUU empezó con otro tipo de programas que financiaban a grupos políticos, económicos y a organizaciones sociales, “que poco a poco fueron dando forma a lo que conocemos como la USAID, convirtiéndose una institución con muchos más recursos y poder de injerencia dentro de los países latinoamericanos”, añadió el experto.

ACTUALIDAD

Con un presupuesto de más de 42,000 millones de dólares, la USAID ha diversificado su accionar en las últimas décadas, financiando proyectos de infraestructura, capacitaciones políticas para mujeres y apoyo a medios de comunicación.

También financia a grupos indígenas, periodistas, artistas, organizaciones sociales y partidos políticos en la región, a menudo con el objetivo de influir en el debate político y los proyectos de infraestructura estatales, indicó García Fernández.

“En la actualidad, la USAID tiene programas bastante amplios y diversos que financian a organizaciones indígenas, periodistas y a partidos. Además, ofrece cursos de formación política dirigidos a miembros de organizaciones sociales. En el contexto más reciente del Cono Sur, a sectores libertarios (seguidores del presidente Javier Milei en Argentina), quienes también han tenido acceso a estos programas de capacitación”, señaló el especialista.

El experto destacó que en las últimas dos décadas, la USAID ha apoyado grupos que se oponen a megaproyectos de infraestructura estatal, como el Tren Maya en México, y ha financiado medios de comunicación que han incidido en el debate político de países como Ecuador y Brasil.

“En resumen, se puede decir que el objetivo de esta agencia era lograr que la influencia de EEUU estuviera en todas las áreas de la sociedad, en todos los poderes, incluso desde el Gobierno, legislativo, ejecutivo, medios de comunicación, el sistema judicial, las fuerzas de seguridad, la cultura, las organizaciones sociales”, reflexionó.

El experto señaló que en la penúltima década del siglo XX la USAID buscó “conquistar la mente y los corazones de las personas y eso es algo que no ha cambiado”.

“Lo que se avecina con la reestructuración de la USAID podría implicar un fortalecimiento de sus capacidades, o bien un alejamiento de su tradicional soft power, más centrado en la cultura y la ideología. En su lugar, es probable que se mantenga e incluso se intensifique la influencia de EEUU en la región, con un enfoque más directo y acciones más concretas orientadas a cumplir sus intereses geopolíticos”, concluyó. (Sputnik)

Lucía Barrios

TE PUEDE INTERESAR