Qué se puede esperar de la victoria de López Obrador en México

En una votación récord, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue elegido como el próximo presidente de los mexicanos. Deberá tomar las riendas de un país azotado por la violencia y la corrupción y enfrentarse a las expectativas de un electorado desencantado con la política

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Los pronósticos de las encuestas se han confirmado: el líder de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’ —integrada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Encuentro Social y el Partido del Trabajo— accederá a la presidencia luego de dos intentos infructuosos en 2006 y 2012. Con un 70% de las actas escrutadas, AMLO tiene un 53,2% de preferencias, más de 30 puntos por encima del segundo candidato, Ricardo Anaya (22,6%).

Sus contrincantes ya han reconocido su victoria, así como varios líderes del mundo, que lo han felicitado por el buen resultado obtenido. Y si el camino para a la presidencia ha sido arduo para AMLO, exjefe de Gobierno de la Ciudad de México (2003-2006), su llegada a la presidencia se plantea como un camino no exento de obstáculos.

¿Un presidente de izquierda?

A diferencia del AMLO de las elecciones de 2006 y 2012, con un tono más confrontativo y más crítico del establishment político, en estas elecciones el candidato se presentó más como una propuesta de “gobierno decente” que una alternativa de izquierda, explicó a Sputnik el analista internacional Arturo López Levy.

“Es difícil decir que en el 2006 López Obrador fuera un chavista o que llevara el pensamiento radical típico de la Revolución cubana, o cosas por el estilo. Era una figura de izquierda dentro de lo que es la tradición populista mexicana, que no tiene nada que copiarle a nadie”, dijo el experto, profesor en la Universidad de Texas.

Esta tradición, con fuertes elementos de justicia social y raigambre en la Revolución Mexicana (1910-1920), se ha podido ver en exponentes como el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) e “incluso en otros gobiernos que vinieron después”.

“Lo que sucede —creo yo— es que las alternativas a López Obrador se han gastado y por otra parte, para manejar el país con gobernabilidad, AMLO ha entendido que su propia política de alianzas requiere moverse más al centro”, constató el experto.

Esto se ha podido ver “en su construcción de alianzas y en su retórica, sobre todo cuando él asume su alta probabilidad de victoria”. Su discurso de cierre de campaña en el Estadio Azteca estuvo “más concentrado en el tema de la corrupción y la violencia, con un componente de justicia social que podría encontrarse en un gobierno moderado o de centroizquierda”.

“Yo creo que más que plantear un gobierno de carácter radical —más allá de las acusaciones sin sentido que se le han hecho de ser un ‘Chávez mexicano’— hasta ahora lo que está proponiendo su equipo por las últimas declaraciones que ha hecho es buscar estabilidad en los mercados y proponer un gobierno decente a través de su propio ejemplo”, indicó López Levy.

En ese sentido, el analista consideró que “no es casualidad” que el manejo de la campaña haya estado a cargo de Tatiana Clouthier, una exintegrante del Partido Acción Nacional —fuerza a la que pertenece Ricardo Anaya, contrincante de AMLO—, que en esta ocasión adhirió a la coalición ‘Juntos Haremos Historia’.

“Ha sido muy efectiva en comunicar un mensaje más al centro que el que hubo en otras ocasiones, con un lenguaje y una postura que es menos de barricada o de movimiento social y más de un movimiento capaz de llegar al palacio presidencial”, constató el analista.

Entre las propuestas que ha hecho el futuro presidente está la venta de la flota de aeronaves y helicópteros presidenciales, así como no mudarse a Los Pinos, la residencia oficial del presidente de la República.
Sin embargo, el ahorro que implican estos gestos “no da para la cantidad de dinero que tendría que recolectar si quiere implementar los programas sociales para maestros, estudiantes y trabajadores agrícolas que él ha planteado”.

En cierto modo, podría llegar a haber “una frustración” del electorado que apostó por López Obrador y que castigó a las otras opciones. Durante la campaña, el vencedor “tuvo un discurso de expectativas muy grandes”, que ahora ha intentado atenuar.

“Ningún Gobierno se puede juzgar por lo que dice que va a hacer. En las campañas electorales, los candidatos hablan en poesía, pero los países se gobiernan en prosa. Y en este caso yo creo que en sus últimas apariciones él ha tratado de bajar las expectativas. La jugada ahora es ver qué puede hacer por lo menos en sus primeros tres años de Gobierno”.

“Yo creo que él está planteando ahora una reformulación de expectativas no de un Gobierno radical de izquierda, sino uno en el cual la izquierda gane capital por mostrar un Gobierno decente”, comentó.
Los días que precedieron al cierre de campaña estuvieron marcados por la polémica debido al endurecimiento de la política migratoria de EEUU marcado por la administración de Donald Trump, que ha afectado de manera negativa a ciudadanos mexicanos.

Si bien una vez que abandonan su país y cruzan la frontera, los mexicanos están bajo jurisdicción estadounidense, la falta de protección y el “silencio” por parte de las autoridades mexicanas ha sido un elemento notorio.

“El enfoque del [actual presidente] Enrique Peña Nieto fue generalmente evitar escalar una discusión con el presidente de EEUU. Trump hacía sus tuits y declaraciones francamente hostiles hacia la migración mexicana y Peña Nieto tomaba distancia, incluso se le oponía, pero no escalaba una guerra retórica”, constató el experto.

López Obrador ha dicho que ansía establecer con su vecino del norte unas relaciones “basadas en el respeto mutuo” y la “protección” de los migrantes que “trabajan honestamente y viven allí”.

A la luz de estas declaraciones, López Levy consideró que “no se puede decir que vaya a lograr mayor protección” para los mexicanos en EEUU, pero que “va a haber un cuestionamiento de una manera más abierta a la política de Trump” a través de la diplomacia.

Cuestionamientos al TLCAN y política energética

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es uno de los puntos que ha marcado la agenda bilateral entre EEUU y México en los últimos meses, y no será excepción en la nueva administración.

“En cierta forma el presidente Trump y AMLO tienen sus propios cuestionamientos a los resultados del TLCAN pero en dirección opuesta. En el caso mexicano es de notar que AMLO llamó a rescatar una política de fomento agrícola a través de la cual México recuperaría la producción nacional de maíz. Eso naturalmente implica una reducción de la importación del producto estadounidense. México importa el 27% del maíz que se produce en ese país”, constató el analista.

Otro punto de fricción que puede existir entre los dos países es la política energética. AMLO “se ha manifestado contrario a la dependencia estructural de la importación de gasolina por parte de México desde Texas”. Para revertir esta situación, el futuro presidente “ha planteado la construcción de nuevas refinerías”, con financiamiento desde China u otros actores.

Una campaña electoral sangrienta

Los meses que antecedieron a los comicios —en los que estaba en juego una cifra récord de más de 18.000 cargos a nivel federal, estatal y municipal— estuvieron marcados por un recrudecimiento de la violencia, que resultó en el asesinato de más de 135 candidatos de todas las extracciones políticas.

Según explicó a Sputnik el analista internacional Arturo López Levy, este hecho “crea un ambiente preocupante y es obviamente un reto grandísimo para el nuevo Gobierno y el propio sistema electoral”.

“Ha tenido importancia a nivel local pero no ha afectado la elección del presidente”, puntualizó.

La vinculación entre crimen organizado y política se hace más evidente en los niveles locales de Gobierno —como en los municipios—, donde el narcotráfico aprovecha para ingresar a las estructuras del Estado.

“No es casual que haya varios exgobernadores que han terminado fugitivos de la Justicia en los estados donde el tema del narcotráfico es más crítico, como en el caso de Tamaulipas y Sinaloa, entre otras cosas por lavado de dinero o vínculos con grupos delictivos”, precisó.

AMLO asumirá la presidencia de un México con niveles rampantes de violencia: 2017 fue el año más violento en la historia contemporánea del país, con más de 29.000 homicidios en apenas 12 meses. Las perspectivas para 2018 no se presentan muy alentadoras, pues hasta mayo se registraron unas 17.868 denuncias por homicidio.