Triunfa el en contra: La Sombra del Pasado Perdura en un Referéndum Sin Sorpresas

Cuatro años después del estallido social, Chile regresa al mismo punto de partida, confirmando que la voluntad de cambio se ha desvanecido, al menos en el corto y mediano plazo. Los actores políticos parecen conscientes de que la ciudadanía ya no tiene el ánimo ni la voluntad de embarcarse en un tercer proceso constitucional

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De Vocería de Gobierno - https://www.flickr.com/photos/secretaria_general_de_gobierno/53349653363/, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=141260136

Bajo el sol ardiente que caracteriza los días chilenos, el referéndum constitucional se desarrolló sin los giros dramáticos que algunos esperaban. Las encuestas habían dibujado un panorama claro: la opción en contra, respaldada por una mayoría aparentemente insoslayable, se erigía como la clara vencedora. Sin sorpresas, Chile rechazó por segunda vez consecutiva la propuesta del Consejo Constitucional, estableciendo así un hito único en el escenario internacional.

El sonido de los votos desgarrándose resonó en los pasillos de la democracia chilena, consolidando la vigencia de una Constitución con raíces que se hunden en los tiempos tumultuosos de la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet en 1980.

Aquella carta magna, trazó el itinerario que ha guiado los destinos del país. Fue el mismo documento que, forjó el retorno a la democracia en octubre de 1988, cuando la ciudadanía dijo un rotundo “no” a las pretensiones de Pinochet de gobernar con un Congreso Nacional.

Pero, ¿qué hay para celebrar en estos momentos? Cuatro años después del estallido social, Chile regresa al mismo punto de partida, confirmando que la voluntad de cambio se ha desvanecido, al menos en el corto y mediano plazo.

Los actores políticos parecen conscientes de que la ciudadanía ya no tiene el ánimo ni la voluntad de embarcarse en un tercer proceso constitucional. Así, el país se sumerge nuevamente en las rutinas cotidianas, dejando atrás la posibilidad de reformas estructurales.

En este escenario, la nación se ve envuelta en una creciente sensación de victimización frente a los desafíos diarios. La delincuencia, la migración, las listas de espera, los convenios y la cesantía se erigen como sombras persistentes en el horizonte. Chile, entre el resplandor del sol y las preocupaciones cotidianas, continuará bajo la égida de la Constitución de los cuatro generales, modificada en 2005 por Ricardo Lagos.

Con 43 años de existencia, esta carta magna probablemente alcanzará el medio siglo de vigencia, marcando así un nuevo capítulo en la compleja historia política chilena.

Jaime Oyaneder Ramírez

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