Voto evangélico crece en América Latina

éxitos electorales se han visto en países como Brasil, Colombia y Chile, y el más reciente fue la victoria parcial de Fabricio Alvarado en las presidenciales de Costa Rica. ¿Es el retorno de la religión al poder y el fin del Estado laico?

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Impulsada por la crisis moral de la política, esta comunidad religiosa ha crecido en votos oponiéndose al matrimonio homosexual, el aborto y la legalización de la marihuana.

Fabricio Alvarado, el predicador evangélico y candidato del conservador Partido Restauración Nacional, obtuvo la mejor votación en las elecciones presidenciales celebradas el domingo 4 de febrero en Costa Rica. Con más de un 24 por ciento de los votos, se ubica en primera posición de salida para la segunda vuelta de los comicios, que tendrá lugar el 1 de abril.

Su resistencia al llamado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a garantizar la igualdad de derechos de las personas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales) ganó el apoyo del electorado, al articular el rechazo a dicho planteamiento.

La creciente influencia del movimiento evangélico en la política electoral podría ser una amenaza para el avance en términos del reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTI.

La moral es la bandera de los evangélicos en la política, su campaña se basa en la oposición al reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTI y su rechazo de toda iniciativa que permita despenalizar el aborto. 

“La credibilidad de la clase política en América Latina está en el suelo. La política es vista como un negocio sucio por la gran masa de la población. Muchos representantes de las iglesias evangélicas (y también de la católica) reaccionan con llamamientos morales”, afirma Thomas Wieland, jefe de la sección de Proyectos  de la obra episcopal alemana Adveniat en entrevista para la agencia de noticias Deutsche Welle.

Agrega que el éxito electoral de candidatos evangélicos viene dado porque “la gente ve en ellos una alternativa, piensa que por lo menos son personas que no van a robar. Por eso, la popularidad de los candidatos evangélicos va en ascenso”.
El auge de los evangélicos en la política de América Latina se puede seguir, por ejemplo, en la trayectoria política de Marcelo Crivella en Brasil, uno de los países que ha visto incrementar en gran medida el número de evangélicos en su población.

El 22 por ciento de la población de Brasil es evangélica, según cifras oficiales, entre 2000 y 2012 el número de quienes profesan religiones protestantes aumentó en un 61 por ciento.

Crivella, electo alcalde de Rio de Janeiro, ejerció como pastor religioso de la influyente Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada por su tío Edir Macedo, y que según el último Censo tiene 1,87 millones de fieles. Macedo fue catalogado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos de Brasil en 2015. Su fortuna está valorada en 3.000 millones de reales (unos 1.100 millones de dólares), incluyendo la cadena de televisión Record, la segunda más importante del país.

Fieles evangélicos en oración participan de un abrazo simbólico en el techo de las instalaciones del Congreso Nacional, para bendecir al Parlamento brasileño. Foto: Archivo

También está como ejemplo Marina Silva, miembro de la iglesia Asamblea de Dios y del Partido Ecologista, la tercera más votada en las presidenciales de 2014, mismo año en el que los evangélicos alcanzaron 75 diputados, superando a los Partido de los Trabajadores (64), que es la mayor fuerza del país.

Y el líder de la Cámara, destituido por sus vínculos con la red de corrupción de Petrobras, Eduardo Cunha, quien paradójicamente impulsó el proceso de impeachment contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff. La bancada evangélica fue clave en pro del juicio político, votaron por “la grave crisis moral que atravesaba Brasil”.

En el contexto de la política colombiana, está Viviane Morales, la primera evangélica en tener alguna posibilidad real de llegar a la presidencia en las elecciones de mayo 2018.

En Colombia existen cerca de seis mil iglesias evangélicas, unas 10 millones de personas de un total de 48 millones de habitantes las que se declaran parte de alguna de estas comunidades. De esas, seis millones pueden votar.

En la consulta realizada en octubre de 2016 ganó el No al acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno y las FARC. Su oposición a la igualdad de derechos de la comunidad LGBT, específicamente al matrimonio homosexual, y la defensa extrema de la familia tradicional de esta gran cantidad de personas fue un factor preponderante.

En entrevista para el sitio web de El Mercurio, Edgar Castaño, presidente de la Confederación Evangélica de Colombia, explicó que los evangélicos votaron en contra ya que estimaban que el documento mostraba una “ideología de género”. “Calculamos que cerca de cuatro millones (de evangélicos) votaron y entre 1,5 y dos millones lo hicieron por el ‘No'”, afirmó.

Pero Brasil y Colombia no son los únicos países de la región con fuerte influencia de los evangélicos en la política. En países como Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Puerto Rico, Argentina, Perú y Chile también está creciendo el voto de esta comunidad.

En Perú, la influencia en el Parlamento de los grupos pentecostales se evidenció en su primera votación en bloque a favor de la censura del entonces ministro de Educación, Jaime Saavedra, por lo que ellos consideran “ideología de género” (diciembre, 2016).

En septiembre de 2017 el Congreso removió del cargo a la entonces ministra de Educación, Marilú Martens, sucesora de Saavedra, quien señaló que cuando estuvo a cargo de la cartera defendió “el enfoque de igualdad de género en la educación”.

La última votación en bloque, en la que tuvieron una posición contraria, fue la del uso medicinal de la marihuana, realizada en octubre.

En Chile, durante la primera gestión de la presidenta Michelle Bachelet, se decretó como feriado legal el 31 de octubre en celebración del Día Nacional de las Iglesias Evangélicas.

El 15,1 por ciento de los chilenos se declara como evangélico (censo 2002) y participan en contra de proyectos de despenalización del aborto en tres causales; el acuerdo de unión civil entre parejas del mismo sexo y la despenalización del autocultivo de marihuana.

¿Cuál será el impacto político de este fenómeno en las elecciones que se celebrarán en América Latina durante 2018? ¿Es el retorno de la religión al poder y el fin del Estado laico?