Aretha Franklin, también conocida como “la reina del soul”, murió en Detroit después de conocerse que estaba hospitalizada “gravemente enferma”. La voz de quien pasó toda una vida convertida en símbolo feminista y de los derechos de los afroamericanos, finalmente, se ha apagado.
Aunque siempre fue muy discreta al respecto, la cantante llevaba varios años luchando contra distintos problemas de salud entre los que se encontraba el cáncer de páncreas por el que, según Variety, fue sometida a cirugía en 2010, el mismo año que canceló sus conciertos. Posteriormente, en 2016, también canceló su gira por recomendación médica. Un año después anunció su retirada definitiva de los escenarios, aunque, pese a su adiós, declaró que no pararía por completo y que estaba preparando un nuevo álbum producido por Stevie Wonder.
A diferencia de otros artistas y a pesar de sus secretos y contradicciones, la diva no ha necesitado más que el soul y el jazz para transformarse en un icono capaz de brillar por sí solo sin necesidad de llevar la voz cantante en marchas o manifestaciones políticas. Canciones como You Make Me Feel Like a Woman Natural, Respect o Think son solo algunos de los muchos temas que terminarán quedando para el recuerdo de una figura irrepetible.