El programa contempla un mayor gasto público en 2020 por 3.025 millones de dólares, medidas de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas por 1.950 millones de dólares y otras iniciativas por 525 millones, que en conjunto deberían generar 100.000 nuevos empleos, dijo el ministro de Hacienda, Ignacio Briones.
“Esto no son meros números, implica que miles de empresas y empleos están hoy en riesgo (…) Mientras el país no retome la cotidianeidad, la actividad económica funcionará a media máquina”, indicó en una rueda de prensa el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, en la que también anunció un plan de 5.500 millones de dólares para reactivar la economía.
Las causas del desplome económico, apuntó el funcionario, “son evidentes: la violencia, los saqueos y la destrucción tienen frenada la economía, con costos enormes para los chilenos”.
Briones dijo que las necesidades de financiamiento para el próximo año se estiman 16.600 millones de dólares, que se cubrirán con emisión de deuda por hasta 9.000 millones de dólares, 40% de la cual será en moneda extranjera, complementado con unos 7.600 millones que provendrán de los activos del Tesoro en moneda extranjera.
Economía cayó 3,4% en octubre
El anuncio se produjo el mismo día que el Banco Central reveló una caída del 3,4% en la actividad económica de octubre, mes del inicio del extendido estallido social que se salda hasta ahora con 23 muertos, miles de heridos, incendios y locales comerciales saqueados y destruidos.
La caída, la peor en una década, superó ampliamente las proyecciones oficiales y del mercado, donde se había anticipado un descenso en torno al 1%.
“Los resultados son muy negativos y son preocupantes (…) Estimamos que las cifras de noviembre también serán negativas”, auguró el ministro, quien detalló que el plan anunciado tiene como objetivo “proteger el empleo, revivir la economía y reconstruir y apoyar a las mipymes”.
La crisis social comenzó el 18 de octubre, con protestas estudiantiles contra el aumento en las tarifas de ferrocarril metropolitano y escaló hasta convertirse en la revuelta social más grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
