Los investigadores lograron recrear las condiciones del centro de la Tierra en un laboratorio y llegaron a la conclusión de que en realidad tiene entre 1.000 y 1.300 millones de años.
Durante el experimento, que duró alrededor de dos años, los científicos presionaron muestras de hierro calentadas con láser entre dos yunques hechos de diamante y midieron la conductividad de la sustancia en condiciones similares al núcleo, donde la presión supera un millón de atmósferas.
Uno de los autores del estudio, Youjun Zhang, explicó que “una vez que se sabe cuánto calor fluye desde el núcleo externo al manto inferior, se puede pensar en cuándo se enfrió la Tierra lo suficiente como para que el núcleo interno comenzara a cristalizarse”.
El experimento también contribuyó a comprender mejor la llamada geodinamo, el mecanismo que soporta el campo magnético de nuestro planeta, protegiéndolo de los rayos cósmicos.
Según afirmó el principal autor del estudio, Jung-Fu Lin, “la gente siente mucha curiosidad y está entusiasmada por conocer el origen del geodinamo y la fuerza del campo magnético, ya que contribuyen a la habitabilidad del planeta”.