Por: Boris Caro
A través de la historia sabemos que el derecho al aborto ha sido una constante en las diversas culturas. En la sociedad precolombina las mujeres se realizaban abortos ante embarazos no deseados y existían una serie de curanderas y parteras para este procedimiento. Actualmente es un tema no resuelto, complejo de entender y aceptar, sobre todo si lo vemos desde el punto de vista más conservador con corrientes fuertes en nuestro país. El aborto o interrupción voluntaria de un embarazo no deseado, existe desde el principio de la humanidad en las sociedades tanto a la luz o en la oscuridad, y a la fecha sigue estando pendiente en el tema de los derechos humanos de la mujer, derechos sobre su sexualidad y su reproducción. Desde su existencia la mujer ha sido enaltecida por la sociedad y el hombre, por su condición de madre, hermana y esposa, sin embargo esta temática ha sido un tópico de controversia.
En el último tiempo se ha puesto en el tapete el tema del aborto en Chile, sumiendo a la sociedad en una disyuntiva entre el conservadurismo y la ciencia.
Diferentes organizaciones, activistas, ONG, la propia iglesia entre otras instituciones u organismos, han puesto en la mira el tema del aborto. Es importante señalar que el aborto terapéutico en nuestro país permaneció en la legalidad hasta 1989; de aquí se desprende todo un retroceso, esa reforma forjada en los albores de la dictadura estableció en lo medular lo siguiente: «No podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar el aborto» incluyendo por lógica los aspectos que en estos días son el centro de la discusión (violación, incesto entre otros).Hablamos de retroceso ya que hacia el año 1931 durante el gobierno de Carlos Ibáñez Del Campo, se legalizó el Aborto Terapéutico contemplándose dentro del Código Sanitario para ciertos supuestos definidos por la Ley.
Actualmente en Chile se está discutiendo despenalizar el aborto en tres causales, este proyecto se hace cargo de experiencias de vida críticas basadas en situaciones tales como:
Interrupción de un embarazo para evitar peligro en la vida de la mujer, cuando el embrión o feto padezca una alteración estructural congénita o genética de carácter letal, o cuando el embarazo es producto de una violación, lo que bien es cierto, estadísticamente solo corresponde al 3% de los abortos que realiza la mujer durante un año promedio.
No debemos olvidar que el aborto es una realidad cotidiana de todas las sociedades históricamente conocidas, incluso una realidad inevitable en nuestros tiempos, por lo que es urgente y prioritario impartir una educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, y por lo pronto ante esta realidad, despenalizar el aborto, lo que sin duda marcará un antes y un después.
No deberían perseguir el “pecado de abortar” con leyes punitivas, sino por el contrario deberían acercarse a la realidad, ayudar a evitarlo e impedir de esta forma la muerte de dos personas, la madre y el embrión.
El fuerte legado conservador v/s el mundo científico y organizaciones en defensa del aborto terapéutico, han traído este tema que viaja entre la moral y los tiempos de “modernidad” que hoy vivimos, tal ha sido el renacimiento de este tema que la discusión de este y otros “temas país” recién comienza.