A mediados de 1932 el nuevo gobierno de Juan Esteban Montero se encontraba en serias dificultades para enfrentar el impacto de la Gran Depresión en Chile. A los graves trastornos económicos y sociales se sumaba una creciente inestabilidad política que se expresó en movimientos conspiradores que buscaban la caída de un gobierno tildado de ineficaz e impopular.
El 4 de junio de 1932 un movimiento cívico militar donde convergían jóvenes socialistas liderados por el abogado masón Eugenio Matte Hurtado, militares adeptos al coronel Marmaduke Grove y partidarios del ex presidente Carlos Ibáñez del Campo, aglutinados en torno de la figura de Carlos Dávila, se atrincheraron en la base de la Fuerza Aérea de El Bosque y exigieron con éxito la renuncia del presidente Juan Esteban Montero.
Al caer la noche, una Junta de Gobierno formada por el general Arturo Puga, Eugenio Matte Hurtado y Carlos Dávila ingresó a La Moneda y proclamó la “República Socialista de Chile”. Por su parte el coronel Marmaduke Grove asumió el estratégico cargo de Ministro de Defensa.
La proclamación de la “República Socialista de Chile” sorprendió y dividió a la opinión pública de la época. Sectores comunistas y de federaciones obreras rechazaron el movimiento revolucionario por considerarlo militarista. Al mismo tiempo, estudiantes de la Universidad Católica y los gremios profesionales y empresariales rechazaron el movimiento. Sin embargo, sectores demócratas, socialistas y federaciones de empleados le manifestaron su apoyo.
Esta división también se manifestó al interior de la Junta de Gobierno, donde los sectores ibañistas liderados por Carlos Dávila rechazaron la radicalización del movimiento socialista que impulsaban Grove y Matte, procediendo a expulsarlos del gobierno y exiliarlos a Isla de Pascua el 16 de junio de 1932.
Con el apoyo del Ejército, Carlos Dávila, se autoproclamó Presidente Provisional de la “República Socialista de Chile”, declaró el estado de sitio, introdujo la censura a la prensa y con fuertes medidas económicas estatistas buscó revertir la crisis económica y social imperante. Sin embargo, ante la falta de apoyo civil y militar se produjo la caída de Carlos Dávila el 13 de septiembre de 1932. De inmediato asumió el mando del país el general Bartolomé Blanche quien tuvo que renunciar luego de la sublevación de quienes pedían un gobierno civil. Luego de su renuncia asumió Abraham Oyanedel quien llamó a elecciones presidenciales y parlamentarias. Era el fin de la utópica “República Socialista de Chile”.