Montevideo (Mesa Américas), 18 dic (Sputnik).- El segundo rechazo popular en Chile, en solo 15 meses, a una propuesta de nueva Constitución fue un mensaje directo al sistema político y una demostración de que la ciudadanía evita los extremos, dijo a la Agencia Sputnik el politólogo David Altman, profesor titular del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica de ese país.
El resultado del plebiscito del domingo, en que se sometió a consulta un texto redactado por un Consejo Constitucional en el que la derecha y la ultraderecha tenían mayoría, evidenció una incapacidad por parte de los líderes de todos los sectores políticos para brindar soluciones a la población, y mostró que se están presentando propuestas “muy sesgadas”, sostuvo.
El del domingo fue el segundo intento fallido de sustituir la Constitución adoptada en 1980 por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990): en septiembre de 2022, 68 por ciento de los votantes rechazaron otro texto elaborado entonces por una convención de mayoría izquierdista, que proponía cambios radicales en respuesta a un estallido social en 2019.
“Los dos plebiscitos fueron un fracaso porque estaban muy sesgados para un lado y para otro, y quizás la gente es mucho más moderada, mucho más centrista, de lo que es la extrema izquierda o la extrema derecha. (…) Además, en cierto grado la gente estaba molesta de que sigan dándole vueltas cuando los problemas, y esto creo que lo reconoce tanto la izquierda y la derecha, que le preocupan más a la ciudadanía, van por otro lado”, afirmó el especialista, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Notre Dame, EEUU.
El domingo, el 55,76 por ciento de la chilenos habilitados a votar, más de 6,8 millones, se expresaron “en contra” de la carta magna propuesta, y el 44,24 por ciento, o unos 5,4 millones, a favor.
Este resultado era previsto por las encuestas. La consultora Cadem señaló el 13 de noviembre que existía un bajo interés entre la ciudadanía por el proceso, alcanzando solo un 42 por ciento, frente al 76 por ciento que existía a una altura similar en el plebiscito de 2022.
Cadem analizó los sentimientos que produjo esta nueva propuesta constitucional y el que lideraba es la “incertidumbre”, con un 37 por ciento, seguido por el “cansancio” y la “esperanza”, ambos con 24 por ciento, y por último la “indiferencia”, con un 11 por ciento.
“La gente llegó al plebiscito de ayer con un nivel importante de desgano, de bronca, de apatía. Esto demuestra una incapacidad por parte del sistema político de responder a las demandas ciudadanas, en general, tanto de izquierda como de derecha”, reflexionó Altman.
Altman dijo a la Agencia Sputnik que todo el proceso constitucional no ha gozado del respaldo de las grandes mayorías del país, por lo que ninguno de los proyectos logró “encantar” a la ciudadanía.
“Estamos en un punto igual que al inicio, pero habiendo dado una vuelta muy larga”, señaló.
GOBIERNO GOLPEADO
Aunque los sectores más conservadores de Chile perdieron el domingo en su intento de imponer su modelo de Constitución, el experto consideró que el proceso en general ha afectado más a la izquierda.
“Si no miramos el resultado específico de ayer, sino toda esta gran vuelta que se ha dado, empezamos a notar lo siguiente: ¿cuándo uno se hubiera imaginado que el presidente (izquierdista Gabriel) Boric terminaría defendiendo la Constitución de Pinochet? El año pasado la llamaba ‘Constitución de Pinochet’; este año es la ‘Constitución vigente’. El que salió más perjudicado de todo este proceso de plebiscito fue el Gobierno”, sostuvo.
Boric dio por cerrada la discusión constitucional tras el rechazo del domingo al último texto propuesto. “El proceso constituyente estaba destinado a traer esperanza y finalmente ha generado frustración y hasta hastío en una parte relevante de la ciudadanía, y eso no podemos ignorarlo”, reconoció.
El mandatario consideró que ahora las “urgencias son otras”, y por tanto descartó un tercer intento.
Por su parte, el líder del Partido Republicano (ultraderecha), José Antonio Kast, gran impulsor de la carta magna plebiscitada el domingo, reconoció que su sector político no tiene “nada que celebrar”, pero dijo que el Gobierno tampoco.
Kast sostuvo que la discusión sobre la carta magna estos últimos cuatro años le ha causado un daño “gigantesco” al país, y advirtió que tomará mucho tiempo repararlo. (Sptunik)
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