Montevideo, 9 de enero de 2025.- José Mujica, expresidente de Uruguay conocido por su vida austera y su legado político, reveló en una entrevista el avance del cáncer de esófago que padece. A sus 89 años, Mujica afirmó que no continuaría con tratamientos médicos y aprovechó para despedirse de sus compatriotas, reflexionando sobre su vida y la necesidad de renovación en la política.
El avance del cáncer y la decisión de no tratarse
En una entrevista reciente, José Mujica compartió que el cáncer de esófago que le fue diagnosticado el pasado abril se ha extendido a su hígado. Según explicó, su estado de salud y sus enfermedades crónicas impiden cualquier tratamiento. “No lo paro con nada”, declaró, añadiendo que su prioridad ahora es evitar sufrimientos innecesarios: “Que me pichicateen y, cuando me toque morir, me muero”.
Una despedida a sus compatriotas.
El expresidente expresó su intención de despedirse de los uruguayos, destacando el respeto como base de la democracia. “Es fácil tener respeto para los que piensan parecido a uno, pero hay que aprender a respetar a quienes piensan distinto”, afirmó Mujica. Además, pidió privacidad en este tramo final de su vida: “Ya terminó mi ciclo. El guerrero tiene derecho a su descanso”.
Reflexiones sobre la vida y la política
Mujica, conocido por su sabiduría y franqueza, reflexionó sobre la vida como “una hermosa aventura y un milagro”. También señaló la importancia de no centrarse únicamente en la riqueza material. En el ámbito político, subrayó la necesidad de renovación generacional: “Lo que viene es muy distinto a lo que hubo”.
El legado en su chacra y la conexión con su esposa
El expresidente reveló que ha estado organizando su granja en Rincón del Cerro para las futuras generaciones, asegurando que esta quedará a nombre de su esposa, Lucía Topolansky, y destinada al Movimiento de Participación Popular. Sobre Lucía, expresó: “Es un ser superior y estoy acá todavía gracias a ella”.
Preparativos para su despedida final
Mujica planea ser enterrado junto a su perra Manuela, en la propiedad que considera su hogar. “Ahí afuera hay un sequoia grandote. Estoy haciendo los papeles para que ahí también me entierren a mí”, concluyó.
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