Luisa Toledo: falleció este martes en su hogar de Villa Francia

La madre de los hermanos Vergara Toledo, asesinados en la dictadura civil-militar, que dedicó su vida a luchar contra las injusticias, relevar la memoria de sus hijos y defender los derechos humanos, falleció dejando una huella imborrable en el mundo popular organizado

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La información detalla que el fallecimiento de Luisa Toledo se produjo esta mañana “en la intimidad de su hogar, rodeada por su círculo familiar más íntimo”.

“Lo mejor que se puede hacer en este momento por mí es hacer que las cosas sigan funcionando, que todo siga funcionando. Por todos los que están sufriendo cárcel, daño ocular, físico, lo mejor que podemos recibir como regalo de parte de ustedes es que sigan trabajando y sigan haciendo lo que estaban haciendo antes afuera”. Este fue uno de los últimos mensajes públicos entregados por Luisa Toledo, a través de un video que difundió para referirse a su delicado estado de salud producto del cáncer que la aquejaba.

Luisa Toledo, madre de los hermanos Vergara Toledo, asesinados durante la dictadura civil-militar, falleció producto de la enfermedad que sufría hace ya un tiempo, cáncer de estómago.

La noticia de su muerte se dio a conocer a través de un comunicado donde se destaca que la gente de Villa Francia “orgullosas y orgullosos vemos partir a una mujer inclaudicable, sempiterna, imprescindible. Y aunque Luisa nos deja físicamente, su legado ha calado profundo en la historia de las y los que luchan más allá de las fronteras de este territorio llamado Chile”.

El texto agrega que “con un coraje imponderable, Luisa hizo carne la lucha por la justicia que le fue indiferente ante el asesinato de sus hijos Eduardo, Rafael y Pablo, dolor que ella hizo decisión de lucha inquebrantable. Hoy quedará marcado como un antes y un después con la huella imborrable de Luisa. Luisa, madre de la juventud combatiente, seguirá siendo faro inapagable de las y los que luchan”.

La información detalla que el fallecimiento de Luisa Toledo se produjo esta mañana “en la intimidad de su hogar, rodeada por su círculo familiar más íntimo”.

Su vida se marcó de forma imborrable el 29 de marzo de 1985, cuando personal de Carabineros asesinó a sus hijos Eduardo, de 20 años, y Rafael, de 18, en Villa Francia, Estación Central.

Con aquel momento Luisa Toledo siguió con más fuerza la lucha que ya había dado hasta entonces, una lucha constante contra la injusticia social, en favor de los movimientos ciudadanos y en pro de los derechos humanos, en una época marcada por las peores vulneraciones que consigna la historia nacional.

A pesar del dolor, Luisa continúo su labor en la que también estaba la lógica búsqueda de verdad y justicia. Sin embargo, esto trajo consigo hostigamientos y persecuciones contra ella y su familia, pero a pesar de aquello fue una colaboradora importante de la batalla contra la violencia de los agentes del Estado en Chile.

El 5 de noviembre de 1988 se sumó una nueva pérdida, cuando apareció muerto su hijo Pablo Vergara Toledo junto a Araceli Romo en el Cerro Mariposas, en Temuco, por la explosión de una bomba. La fuerza de Luisa una vez más no se apaciguó.

Desde la década del 70 colaboró activamente en la Vicaría de la Solidaridad, donde junto a su esposo Manuel Vergara denunció los crímenes cometidos en Chile. Iniciando en lo que primero fue el Comité para la Promoción de la Cooperación para la Paz, Luisa transcribía denuncias de violaciones a los derechos humanos y fue secretaria del abogado José Zalaquett en la sede central de la institución.

Fue ahí, en las afueras de la Vicaría, el lugar donde junto a su marido dio una conferencia de prensa luego de aquel inolvidable 29 de marzo de 1985.

 

Hermanos vergara

 

La lucha de Luisa Toledo también estuvo presente en el territorio. Como pobladora de la emblemática Villa Francia de Estación Central, dedicó su vida a la organización del barrio y la defensa de sus derechos, haciéndose presente desde la resistencia a la represión de la dictadura hasta en la colaboración y unión que los ha caracterizado en los tiempos de transición y democracia.

En su población, junto a su marido, participó en la comunidad Cristo Liberador, abocados no solo a tener un refugio religioso y espiritual, sino también social y político. En el marco de esa pertenencia se relacionaron con sacerdotes claves en la lucha, como Mariano Puga, Pierre Dubois, Alfonso Baeza y Roberto Bolton.

La investigación judicial por el caso de los hermanos Vergara Toledo tardó casi dos décadas en llegar, y cuando ocurrió una vez más no fue lo que una familia tan vulnerada por el Estado espera.

“Hace mucho tiempo que estamos dando esta pelea por justicia y conseguimos que tres estuvieran presos, pero por tres años nada más, por matar a dos personas en forma cruel, porque lo mataron con una UZI a mi hijo, por la espalda y al Rafa teniéndolo parapléjico a manos de ellos lo mataron con un balazo en la nuca. Ese fue el enfrentamiento que hicieron”, indicó al medio El Irreverente al abordar una nueva conmemoración del día del joven combatiente en 2020.

A pesar del paso de los años la conmemoración de cada 29 de marzo no ha quedado en el olvido, especialmente en Villa Francia, donde se realizan actividades de recuerdo y también manifestaciones contra el poder y la violencia.

“Nosotros solos no tenemos ninguna posibilidad de pelear, estamos viejos, cansados, llenos de problemas. Estoy con un cáncer al estómago, no tengo ninguna posibilidad de pelear, pero por lo menos gritarles algo, eso es lo que yo espero poder gritarles algo en su cara a los cobardes que son”, indicó Luisa Toledo en aquella misma ocasión.

Luisa Toledo- foto Carlos Candia

Y es que lo extenso de su labor social y luchadora ha llegado a diversas generaciones, y no se agota solo en el reconocimiento de quienes vieron, compartieron y combatieron con ella en la dictadura de Augusto Pinochet.

En el marco de las últimas movilizaciones sociales que ha vivido Chile, la figura de Luisa Toledo volvió a resurgir, no solo como un ejemplo, sino también como una compañera que entendió desde hace décadas que la disputa no es entre los hombres, sino en contra del sistema capitalista y depredador que se ha instaurado.

“Cuando pasó esto yo pensé ‘esto es una cuestión más nomás’. Estaba muy reacia a entusiasmarme con nada. Me pilló absolutamente de sorpresa y para mí significa muchísimo, porque en algún momento incluso me planteé si había valido la pena tanto sacrificio, tanta muerte, tanto desaparecido, tanta gente que sufrió en el tiempo de la dictadura”, señaló a El Irreverente.

“Era un cuestionamiento que me estaba haciendo y de repente viene el estallido social de forma tan fuerte como un grito que se escucha en todas partes. Fue maravilloso, como un resucitar, un volver a creer, un volver a tener a mis hijos presentes. Volver a sentir que todos los sacrificios que uno haga por cambiar esta sociedad son válidos”, agregó.

En el marco de la revuelva social del país no solo se mostró optimista, sino también expresó admiración por quienes llevaron esto adelante, calificando como valientes a los jóvenes que se hicieron parte de la llamada primera línea a pesar de la grave represión policial.

Sin embargo, las reflexiones de Luisa Toledo durante el último tiempo no solo estuvieron centradas en lo positivo de la etapa nacional, sino también tuvo palabras para quienes se fueron quedando atrás en la lucha por diversos motivos.

“El pacifismo ha entrado en el corazón de la gente, hay que ser pacífico. De acuerdo, seamos pacíficos pero vamos al frente de La Moneda y pongámonos mil personas ahí, vamos, como se hacía con el Movimiento Sebastián Acevedo (…) Esa es la no violencia que yo acepto, pero no al hueón que se para en la mitad  y dice ‘yo no me meto ni en violencia ni en no violencia, miro de aquí para todos lados’. No, esa es la comodidad misma, ese gallo no vale la pena”, expresó al Canal 3 de La Victoria en marzo de este año.

En esa misma instancia dejó claro que más allá de la vejez, del cansancio, la edad, la represión e incluso su cáncer, el llamado es a siempre seguir luchando.

“Yo llamo a los adultos, a los compañeros viejos que estamos en las casas, que dicen ‘nosotros ya hicimos lo que teníamos que hacer’, No po compañero, si uno tiene que morir luchando. ¿De otra manera para qué sirve meterse en esto si te vas a quedar en la mitad del camino?”, aseveró.