De acuerdo con un estudio realizado por el experto Manuel Lucas Matheu, los humanos, por naturaleza, no tendemos a la monogamia; sin embargo, los roles sociales y las condiciones económicas han determinado incluso cómo las personas ejercen su sexualidad
Las personas que tienen un mayor poder adquisitivo y recursos son las que más parejas sexuales tienen; sin embargo, quienes viven en condiciones de pobreza son quienes tienden a ejercer la monogamia, señala el investigar español. ¿La razón? La poligamia sale cara en el mundo occidentalizado.
“Somos monógamos porque somos pobres”, sentenció Matheu. Explica que la biología del ser humano no es monógama. Sus dichos están sustentados en varios estudios, por ejemplo el atlas etnográfico de Murdock, en el cual se analiza a más de 800 sociedades, de las cuales el 80% de ellas no son monogámicas.
Y el caso de los humanos lo ejemplifica con las cigüeñas, animales que por naturaleza se las pasan grandes temporadas en migraciones, lo que conlleva un mayor gasto de energía que genera que sean monógamas.
Algo parecido sucede con las parejas occidentales. “Lo que ocurre es que la cultura occidental ha contaminado a muchísimas otras culturas y ha extendido la monogamia por el mundo”, dijo el también presidente de la Sociedad Española de Intervención en Sexología.
Pero es no es todo. Las culturas que tienen un mayor flexibilidad al ejercer la sexualidad y en donde predomina el papel femenino, tienden a ser más pacíficas.
“Allí no existen los celos, no existe el concepto de fidelidad, la moral sexual es mucho más relajada que ahí. Y todo eso coincide con que es una sociedad muy pacífica, mientras que la sociedad occidental es muy agresiva”, aseveró en entrevista con la agencia británica BBC