La compra que metió a Chile en un zapato chino

"En Chile, ni la derecha ni la izquierda se han atrevido nunca a mencionar que China invadió el Tíbet. En Chile, no se puede hablar del impedimento de la democracia en Hong Kong. ¿Por qué? La respuesta son dos palabras: relaciones comerciales", resumió el diputado del bloque de izquierda, Frente Amplio, Gabriel Boric

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Santiago, 18 dic (Sputnik).- Durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile (1973-1990) se impuso un sistema económico neoliberal extremo que permitió la privatización de casi todas las empresas estatales importantes.

El estricto modelo económico diseñado por los Chicago Boys -economistas chilenos que estudiaron en Estados Unidos- prohibió constitucionalmente que el Estado de Chile sea dueño de empresas, salvo que una ley de quórum calificado (2/3 del Congreso) lo permita de manera excepcional.

Sin embargo, la norma contiene una particular dicotomía. No establece ningún impedimento para que otros estados participen en empresas nacionales. De hecho, lo hacen. Y a gran escala.

Esta problemática saltó al debate público en noviembre de este año cuando la empresa estatal china State Grid Corporation compró la distribuidora eléctrica más grande de Chile, CGE, por 3.250 millones de dólares. Esta, una de las transacciones empresariales más importantes del último tiempo en el país, se concretó justo un año después de que otra firma estatal comprara Chilquinta, la tercera empresa eléctrica más grande del país.

Cuando la compra de CGE termine todos sus trámites, la República Popular China controlará el 57% del suministro eléctrico de Chile. La luz que iluminará las casas de 3,7 millones de hogares chilenos será generada por capitales chinos.

Esto encendió algunas alarmas en la política chilena. Posibles problemas geopolíticos y vulneraciones a la libre competencia son algunos de los argumentos que se esgrimieron para proponer una regulación al respecto. Pero nada muy concreto, ya que es muy poco común ver alguna autoridad chilena criticando públicamente la inversión china.

En Chile hay un refrán para cuando alguien está en problemas: “Te metiste en un zapato chino”.

EL GIGANTE ASIÁTICO

“En Chile, ni la derecha ni la izquierda se han atrevido nunca a mencionar que China invadió el Tíbet. En Chile, no se puede hablar del impedimento de la democracia en Hong Kong. ¿Por qué? La respuesta son dos palabras: relaciones comerciales”, resumió el diputado del bloque de izquierda, Frente Amplio, Gabriel Boric, en una entrevista en canal Chilevisión.

El gigante asiático es fanático de las cerezas de los valles centrales de Santiago, se deleita con el vino criollo y la mayoría de su maquinaria contiene cobre de las minas del norte de Chile. De hecho, los chinos concentran el 42,5% de todas las exportaciones chilenas, factor que robustece el acuerdo tácito en la política nacional de no criticar al país oriental.

Un hecho muy gráfico de la postura chilena fue la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, a Chile el año pasado. El americano se reunió con Piñera antes de que el presidente chileno viajara a China visitar la compañía telefónica Huawei, y le hizo una advertencia. “Si ustedes usan sistemas no confiables dentro de su red, forzarán a los Estados Unidos a tomar decisiones sobre dónde ponemos nuestra información”, dijo.

Piñera, presidente de un país que históricamente ha privilegiado una buena relación con su vecino del norte, no escuchó a Pompeo. El mandatario viajó la semana siguiente a China y visitó las instalaciones de Huawei. Tras la visita, Huawei construyó dos modernos data center en Chile.

China lidera la inversión extranjera en Chile. En 2019, la inversión directa de ese país fue de 4.852 millones de dólares, muy por delante de otros gigantes como Estados Unidos o Canadá. Los asiáticos poseen participación en importantes sectores como la minería del litio, las salmoneras, vehículos eléctricos, la banca, fibra óptica, aplicaciones móviles y varias otras.

“Espero que nuestras relaciones sigan así por muchos años más”, le dijo el presidente Sebastián Piñera a su par chino, Xi Jinping por teléfono la semana pasada, cuando lo llamó para conmemorar los 50 años de relaciones diplomáticas entre ambos estados.

SUBYUGACIÓN

Si bien, ningún político chileno ha criticado directamente la expansión inversionista del estado chino en el país, si se han escuchado algunas voces que proponen regular la situación. Principalmente, se critica que el estado chileno no tenga la misma posibilidad que un país extranjero de participar en una compañía.

El diputado del Partido Socialista (centroizquierda), Luis Rocafull, presentó junto a un grupo de parlamentarios un proyecto de reforma que busca controlar la inversión estatal extranjera en Chile en empresas estratégicas, ligadas al sector eléctrico, minería, comunicaciones, transporte y otras.

En conversación con Sputnik, Rocafull advirtió de los posibles problemas que podrían suscitarse cuando se concrete la compra de CGE. “Si las potencias extranjeras controlan el poder económico, también controlarán la política nacional y eso nos hará subyugarnos a sus decisiones”, señaló.

“Hace unas semanas, un grupo de barcos pesqueros chinos ingresaron a la Zona Económica Exclusiva de Chile y no dijimos nada. Nadie alegó. Seguramente si hubieran sido de otro país, los hubiéramos bombardeado”, ironizó el parlamentario.

Por último, aclaró que el proyecto no solo regula las inversiones chinas. “Es un control sobre todas las inversiones estatales extranjeras. Es importante que cuidemos nuestra economía de otras potencias”, cerró.

El Congreso debatirá este proyecto de reforma en las próximas semanas. No hay claridad sobre la votación, pero se estima que no logrará los sufragios requeridos. (Sputnik)