Tras autoproclamarse presidenta interina de Bolivia durante una sesión en la Asamblea Legislativa del Senado, la legisladora opositora Jeanine Áñez se dirigió a la antigua sede de Gobierno, donde blandió una Biblia de grandes dimensiones y exclamó: “Vuelve a Palacio”.
Mientras caminaba dificultosamente entre un grupo de opositores que la acompañaban, Áñez, con los brazos estirados y el tomo de las santas escrituras a manera de escudo, dijo: “Él ha permitido que la Biblia vuelva a entrar a Palacio, que él nos bendiga”. Mientras tanto, los presentes gritaban: “Gloria a Dios”.
Una vez dentro, sin que nadie le tomara juramento, el jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, que el domingo se pronunció militarmente contra Evo Morales, le impuso la banda presidencial y le entregó el bastón de mando.
Posteriormente, pidió un minuto de silencio por los cuatro fallecidos durante las protestas y pidió a los militares pacificar al país.
Autojuramentación en el Senado
Previamente, la exsegunda vicepresidenta del Senado se autoproclamó presidenta interina de ese país, tras la apertura de la Asamblea Legislativa, a pesar de que la sesión de la Cámara baja donde se trataría el tema de la renuncia de Evo Morales fue suspendida por falta de quórum.
Aunque la bancada del MAS no asistió al Parlamento, ante la ausencia de garantías para ingresar a él debido a los bloqueos y presencia de grupos opositores en las adyacencias, Áñez afirmó: “Asumo de inmediato la presidencia de Bolivia prevista en el orden constitucional“, declaró. Posteriormente, este organismo avaló la decisión.
“Una senadora de derecha golpista se autoproclama presidenta del senado y luego presidenta interina de Bolivia sin quórum legislativo, rodeada de un grupo de cómplices y apañada por las Fuerzas Armadas y la Policía, que reprimen al pueblo”, escribió en su cuenta de Twitter.
Tras la renuncia de Morales, también lo hizo el vicepresidente Álvaro García Linera, a quien le correspondía asumir el cargo, de acuerdo al artículo 169 de la Constitución boliviana; en la línea seguía la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, quien se sumó a las dimisiones.