
San Joaquín, 20 de septiembre de 2025.- Hoy nos toca compartir una noticia que nunca quisiéramos dar. Una integrante fiel de nuestra comunidad radial, Susana Carrasco, ha partido hacia un lugar de paz y descanso eterno. Su cuerpo pequeño y frágil ya no quiso seguir sufriendo y emprendió viaje hacia ese destino enigmático donde cesa la existencia física, pero permanecen los recuerdos.
Nuestra querida Susana ya no llamará para entregar sus reportes meteorológicos ni nos hará reír con sus comentarios llenos sarcasmo. La conocimos poco antes de la pandemia, cuando comenzaron a llegar sus llamados diarios al programa. Amaba profundamente la radio: la escuchó durante toda su vida, desde una infancia difícil en la que encontró en el dial compañía y refugio.
Recuerdo la primera vez que la vi en persona. Trabajaba en un pequeño negocio de abarrotes y licores en Departamental. Una tarde, tras el programa, entré a comprar una bebida energética. Me atendió con cierta distancia, hasta que bromeé en voz alta: “Usted es la señora que llama a cada rato a la radio”. Reconoció enseguida mi voz, se puso nerviosa y ambos reímos para aliviar el momento. Desde entonces, nuestras conversaciones radiales tuvieron un rostro y una complicidad distinta.
Tiempo después nos visitó en la radio. Llegó con una bebida energética de regalo y, con la emoción de quien cruza la frontera del dial, entró a los estudios en pleno programa. La invité a saludar a la audiencia: dudó un instante, pero aceptó con firmeza. Disfrutó ese momento como si fuese un sueño cumplido, y para nosotros quedó grabado como un recuerdo imborrable.
Susana era una fanática del medio radial. Siempre lo decía: “Me gustan los programas en vivo”. Varias veces, en la madrugada, me tocó escuchar esa voz tan reconocible opinando en el trasnoche de Radio Bío Bío, otro espacio que seguía con verdadera pasión.
No tenía filtros. Opinaba con fuerza, decía lo que pensaba y yo simplemente la dejaba ser, porque esa era su esencia. Compartió conmigo fragmentos de su historia personal: sus orígenes campesinos, los dolores de infancia, el rechazo al Día de la Madre, un amor perdido que la marcó de por vida. Muchas veces escribía por WhatsApp durante todo el programa, reclamando en broma que tenía los dedos cansados de tanto mensaje. Pero detrás de cada palabra estaba su necesidad de compañía, porque vivía sola y encontraba en la radio un refugio.
Estaba orgullosa de su pequeño departamento en “los altos de La Sumar”, como le gustaba decir.
En 2024 enfrentó una larga hospitalización. Desde entonces, su voz y su energía cambiaron. Aun así, siguió escuchándonos mientras pudo. Hasta el final, la radio fue su compañía inseparable.
Hoy sentimos una tristeza infinita, pero también una profunda gratitud. La radio nos da mucho más que música e información: nos regala vínculos humanos, nos enseña a ser compañía y a construir comunidad. Susana Carrasco fue parte esencial de esa comunidad, y hoy la familia radial de San Joaquín la despide con cariño y respeto.
Agradezco a su familia, por mantenernos informados sobre su estado y quienes hoy temprano, nos dieron la triste noticia
Hasta siempre, querida Susana. Tu voz, tu risa y tu presencia quedarán para siempre en nuestra memoria colectiva.
Jaime Oyaneder Ramírez