Con el paso de los años, las dudas y sospechas sobre el Mundial del 78 no han hecho otra cosa que multiplicarse. Amaños, sobornos, amenazas. Y por fin, incluso, intereses y acuerdos políticos desvelados por Wikileaks, entre cuyos informes figuran conversaciones de la época que, encuadradas en el Plan Cóndor, dan a entender que a las más altas instancias las dictaduras de Argentina y Perú mantuvieron contactos en los días previos al partido decisivo entre ambas selecciones.
La Operación Cóndor fue un plan que bajo la supervisión de la CIA coordinó diferentes operaciones entre las cúpulas dictatoriales de América Latina en la década de los 70 y los 80. La Argentina de Videla pactó con Francisco Morales Bermúdez, dictador de la época en Perú, la entrega de dos barcos llenos de trigo y, además, hacerse cargo de 13 políticos de su país deportados a Buenos Aires. Siempre que la selección rojiblanca permitiera la victoria albiceleste “por el resultado necesario”.
Argentina precisaba ganar aquel partido por cuatro goles de diferencia. Lo hizo por seis. Perú, que en cinco partidos había encajado seis goles, encajó seis en un solo partido…
Fue el torneo de Kempes, de los papelitos poblando el césped en la final, el de Videla… Y el de Quiroga, Ramón Quiroga, el portero argentino que defendiendo la portería de Perú encajó en su Rosario natal la goleada que precisaba la selección de Menotti para superar a Brasil y meterse en la final.
Hace 36 años la FIFA no había aún establecido la unidad horaria en partidos decisivos, por lo que la organización de aquel Mundial se las arregló para que los anfitriones ‘jugasen’ con otros resultados desde el primer día. Así sucedió ya en la primera fase, cuando después de ganar con la inestimable ayuda arbitral a Francia en la segunda jornada, perdieron el último partido ante Italia de manera que pasaron a la segunda y definitiva como segundos de su grupo, sabiendo ya que evitarían a Alemania Federal y probablemente a Brasil. La fortuna redondeó la apuesta con la derrota holandesa frente a Escocia, que también apartó a los subcampeones de su camino…
No pudo evitar Argentina cruzarse con los brasileños y tras empatar su duelo, el pase a la final se definió el 21 de junio con dos partidos decisivos jugados en horario distinto. La selección brasileña de Claudio Coutinho venció por 3-1 a Polonia en Mendoza dos horas antes de que en Rosario comenzase el choque entre argentinos y peruanos.
Y en el estadio Lisandro de la Torre de Rosario, en la ‘Caldera del diablo’, con Videla y Morales encabezando el palco de autoridades, Argentina aplastó a una selección de Perú que ni tan solo se atrevió a poner a prueba a Fillol y que no quiso comprometer en el césped lo que, se supone, se había charlado en los despachos.
Kempes y Tarantini marcaron antes del descanso y a los 50 minutos, con otro gol del Matador y uno de Luque, Argentina ya había cumplido con lo necesario. El festival acabó con otras dos dianas de Houseman y el propio Luque que enloquecieron a una hinchada entregada y desconocedora de cualquier posibilidad de pacto.
Cuatro días después, en el Estadio Monumental, Argentina alcanzó la gloria derrotando a Holanda con dos goles de Kempes en la prórroga y una actuación de Sergio Gonella nunca perdonada por la oranje, quien apuntó al árbitro italiano como uno de los grandes responsables de su derrota, anunciada, en la final.
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