¿Debe España pedir perdón por la conquista y masacre de los pueblos originarios?

Pedir una disculpa por la violencia de hace 500 años es una parte de una estrategia de “revisionismo” de la historia, coinciden especialistas.

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Conquista de México

El anuncio sorprendió a casi todos: el presidente Andrés Manuel López Obrador envió una carta al rey Felipe VI para que España pida perdón a los pueblos originarios de México por la Conquista que empezó en 1521.

La idea, afirma AMLO, es iniciar un proceso de reconciliación ante el quinto centenario de la llegada de españoles al país.

“Fue una invasión”, dijo López Obrador. “Hubo matanzas, imposiciones. La llamada Conquista se hizo con la espada y con la cruz”.

Es la primera vez que un presidente mexicano hace tal propuesta. Hasta ahora las demandas de perdón eran de organizaciones civiles, académicos o pueblos originarios.

López Obrador dice que es necesario cerrar un viejo capítulo. Pero más allá de razones históricas, algunos encuentran argumentos contemporáneos en la controversia.

Se trata de una estrategia para consolidar el modelo del nuevo gobierno especialmente en su relación con otros países.

Pero también es un mensaje a los consorcios trasnacionales, que tuvieron un controvertido respaldo en gobiernos anteriores.

España es, después de Estados Unidos, el país con mayor inversión extranjera en México, según datos oficiales.

Y en los últimos años algunas empresas españolas han sido vinculadas con casos de corrupción o daños en el medio ambiente.

López Obrador ha dicho que su gobierno no permitirá licitaciones irregulares de obras públicas, ni actos de corrupción.

Algo que recordó al presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en su visita al país el 30 de enero pasado.

“Queremos que en las relaciones de las empresas extranjeras en México haya un comportamiento ético”, subrayó.

“No queremos que las empresas extranjeras actúen violando las leyes o propiciando, aceptando o participando en actos de corrupción, de soborno”.

Corrupción

Así, la actual controversia con España es parte de las nuevas reglas que impulsa el gobierno actual, afirma García Soto a BBC Mundo.

“Políticamente, López Obrador quiere mandar el mensaje de que México ya no es un territorio de conquista, ni para España ni para ninguna potencia”, explica.

“No es un secreto que el presidente quiere desmantelar el antiguo régimen e instalar otro, su famosa Cuarta Transformación”.

En este escenario se mezclan los escándalos donde compañías españolas han sido señaladas de cometer irregularidades.

Un ejemplo es la filial mexicana de OHL, actualmente llamada Aleátrica.

Durante el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto la empresa fue vinculada con presuntos pagos irregulares en campañas del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Inclusive en noviembre pasado, algunos senadores presentaron cuatro denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR), por estos casos.
Hace unas semanas la misma empresa fue vinculada por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de financiar en 2018 campañas de desprestigio contra el entonces candidato López Obrador.

Aleátrica afirma que nada tuvo que ver con el caso, ni ha financiado “directa o indirectamente” ninguna campaña negra.

López Obrador también señala que empresas españolas recibieron de gobiernos anteriores información privilegiada para obtener contratos con la gubernamental Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Nuevos tiempos

En este nuevo escenario, con el cambio de régimen que pretende López Obrador, ocurre la controversia por la carta enviada al rey Felipe VI.

Pedir una disculpa por la violencia de hace 500 años es una parte de una estrategia de “revisionismo” de la historia, coinciden especialistas.

Por ejemplo, el gobierno promueve festejar en 2021 los primeros 200 años del inicio de la lucha por la independencia de México.

Hace nueve años, en 2010, el país festejó el bicentenario del acontecimiento. ¿Cuál es ahora la diferencia?

Que el gobierno actual pretende recordar el 21 de septiembre de 1821, cuando se firmó el acta de independencia que liberó a México de la soberanía española.

También ese año se pretende recordar la derrota de los aztecas, pues fue en 1521 cuando el ejército de Hernán Cortés se apropió de Tenochtitlán, la capital de esa civilización.

Por eso, el presidente insiste en que 2021 será un año de reconciliación. Pero hay algo más.

“En el fondo lo que hay detrás es un proyecto ideológico y político de instalar su propia visión de la historia.

Modificar algunos pasajes y ponerles el toque del nuevo régimen. Un contraste que reconoce López Obrador.

En los anteriores gobiernos, que el presidente define como período neoliberal, “no querían ni siquiera que reconociéramos nuestra historia”.

Y asegura: “Hasta negaban los pasajes históricos más importantes”.

“A nosotros sí nos importa la memoria histórica”, insiste. “Independientemente de la postura que se tenga sobre el tema esto abre la posibilidad de la revisión de nuestra historia”.

Reescribir el pasado

Cinco siglos después de la llegada española a lo que hoy es México, ¿es necesario pedir perdón por la violencia de esos años? La matanza de Cholula fue una de las mayores masacres de la conquista de México.

“Hay que hacer un proceso de reflexión profunda sobre nuestra propia historia, una relectura de las fuentes para conocer el proceso de conquista y una reescritura del pasado”, le dice a BBC Mundo.

“Más que pedir perdón hay que conocer la historia, ambas partes del Atlántico. Reconocer que América hispana no puede comprenderse sin reconocer ese proceso de conquista y colonización de la monarquía española”.

La deuda, el motor que impulsó la Conquista de América y el nacimiento de la economía moderna
Y al mismo tiempo, añade “que España comprenda que no puede entenderse a sí misma si no conoce esa mirada americana”.

Parte del proceso que propone en la carta al rey de España, en la que pide reflexionar sobre los acontecimientos de hace 500 años, López Obrador plantea integrar una comisión binacional para analizar los agravios de la Conquista y después decidir el camino para un eventual perdón.

“¿Por qué no primero nos ponemos al corriente?”, se pregunta.

“Hacemos una revisión de lo que sucedió y, sin pedir nada a cambio, más que el perdón por agravios, nos reconciliamos”.