Consejos para fomentar la comida saludable en los niños

Incentivar a los pequeños en el consumo de frutas y verduras no siempre es tarea fácil para los padres. Con una serie de recomendaciones, los expertos aseguran que es posible ayudar a los niños en este camino e inculcar hábitos alimenticios que serán decisivos en su desarrollo y  crecimiento.

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Para muchos padres, convencer a los más pequeños a comer un plato de verduras o frutas, se puede transformar en una verdadera batalla diaria.La incorporación de nuevas rutinas, ser pacientes y generar un contexto positivo en las comidas diarias, son algunos de los consejos que entregan los expertos para animar a los niños a cambiar sus preferencias alimentarias desde la infancia. “Los hábitos alimenticios de los niños se forjan en los primeros años de vida y las prácticas de los padres a este respecto son fundamentales, para animarlos a disfrutar de los alimentos saludables. Sin embargo, es esperable que en determinados períodos esta tarea se torne difícil, y realizar pequeños cambios en este proceso puede bastar para tener buenos resultados”, señala María Luisa Orellana, Directora de Programa Educativo de Jardines Vitamina.

A continuación, la experta en educación infantil entrega una serie de recomendaciones para una alimentación sana de niños y niñas:

  • Incorporar el consumo de verduras desde los 10 a 12 meses, entregando media ración de ensaladas frescas, blandas o cocidas y picadas, muy fino. Esta incorporación temprana favorece la aceptación de mayor variedad de alimentos y el desarrollo de costumbres saludables al respecto.
  • Invitar a los niños a explorar con sus manos y boca las diversas texturas y olores de las verduras, identificar estos alimentos y probarlos juntos.  Esto puede implicar ensuciarse un poco y que al principio no haya ingesta, pero el valor está en el acercarse de manera natural a las verduras y su consumo.
  • Ser pacientes. El rechazo a los nuevos alimentos es algo normal. Esta condición se denomina neofobia y se define como el temor a lo nuevo, lo que incluye nuevas texturas, sabores y olores de alimentos. Es una reacción instintiva de protección y sobrevivencia y puede repetirse normalmente hasta en 10 oportunidades. Frente a esto, las recomendaciones son ofrecer la verdura con cierta periodicidad y no retroceder ni asumir que es un alimento que no le gustó. Se debe instar al niño a probar la verdura sin obligar y manteniendo la calma. En este sentido, hay que tener en cuenta que los alimentos azucarados se aceptarán con mayor facilidad, mientras que habrá mayor dificultad en relación a los alimentos amargos, como las verduras verdes.
  • Promover la participación en rutinas asociadas a procesos simples de preparación como poner la mesa o lavarse las manos, que al repetirse día a día, predisponen a la alimentación y favorecen su aceptación.
  • Generar un contexto social positivo y respetuoso al momento de comer, reconociendo conductas positivas de manera moderada y eliminando retos o castigos por este motivo.
  • Aprovechar el impacto de la imitación en el aprendizaje para favorecer el consumo de verduras. Esto implica que el niño vea a los miembros de su familia disfrutar de los alimentos que se consumen, así estará más interesado en probarlo.
  • Evitar usar el postre como premio por consumir verduras, esto puede aumentar el gusto por el “alimento recompensa”, y disminuirlo por el “alimento cotidiano”.
  •  Al introducir una nueva verdura, acompañarla de un alimento conocido, por ejemplo, leche o un alimento sólido que ya disfruta. Esto sin mezclar o enmascarar el alimento desconocido con otro, esto puede generar desconfianza y rechazo general a los alimentos.
  •  Limitar el tiempo de comida a uno prudente, evitando mantener al niño comiendo por un período prolongado hasta que “se coma toda la verdura”, esto para evitar una respuesta de angustia que se condiciona por una mala experiencia de “castigo frente al plato”.
  • Invitar a los niños a cultivar sus propias verduras en un huerto. Esto, además de desarrollar el sentido del compromiso y el cuidado, les aporta comprensión y sentido a su consumo; al ver crecer los alimentos que el mismo cultivó, para luego consumirlos.
  •  Presentar los vegetales en el plato en forma atractiva, utilizando combinaciones de colores y formas de organizarlos diversas, con una estética que “invite a probar”.