Viuda de Ojeda desafía amenazas y rompe el silencio para exigir justicia

El fatídico evento ocurrió alrededor de las 3:00 a.m. cuando ella y su hijo estaban en la cama y sintieron golpes en la puerta. Aunque al principio pensó que era una pesadilla, pronto se dio cuenta de la gravedad de la situación al ver a su esposo siendo retenido por un secuestrador

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Vine a Chile para tener protección, para que mi familia estuviera unida y no fue así

Josmarghy Castillo, la viuda del ex teniente venezolano Ronald Ojeda, compartió angustiosos detalles sobre la noche del 21 de febrero, cuando su esposo fue secuestrado y posteriormente asesinado.

Castillo reveló que ha estado recibiendo mensajes intimidatorios advirtiéndole sobre las consecuencias de hablar, pero ella señala que ya lleva tiempo enfrentando peligros sin protección alguna. Expresó su frustración por la falta de seguridad, mencionando que los perpetradores del ataque parecían haber investigado meticulosamente sus vidas y rutinas, lo que plantea dudas sobre qué más podrían exponer. Su intención de buscar refugio en Chile para proteger a su familia no se ha visto cumplida.

Según su relato a La Segunda, el fatídico evento ocurrió alrededor de las 3:00 a.m. cuando ella y su hijo estaban en la cama y sintieron golpes en la puerta. Aunque al principio pensó que era una pesadilla, pronto se dio cuenta de la gravedad de la situación al ver a su esposo siendo retenido por un secuestrador. A pesar de sus intentos desesperados por resistir, se vio obligada a callarse cuando uno de los secuestradores la amenazó con un arma improvisada.

Mientras los secuestradores se llevaban a su esposo, Castillo intentó buscar ayuda, pero se encontró con líneas telefónicas colapsadas. Finalmente, logró comunicarse con servicios de emergencia y carabineros. Sin embargo, las autoridades parecían reticentes a revelar información sobre los perpetradores, lo que alimentó su frustración y desconcierto.

Las amenazas previas al secuestro, recibidas a nivel internacional, indicaban la seriedad del peligro que enfrentaban. El trágico desenlace se produjo el 2 de marzo, cuando el cuerpo de Ojeda fue descubierto enterrado en una maleta en la toma de “los haitianos” en Maipú.

La respuesta de las autoridades, que inicialmente negaron la identidad del cuerpo y luego confirmaron su identidad mediante pruebas de ADN, dejó a Castillo consternada. Además, expresó su malestar por la falta de transparencia en el manejo del cuerpo de su esposo.

La viuda cuestiona la naturaleza del crimen, señalando la misteriosa obtención de uniformes de la PDI por parte de los perpetradores y su conocimiento sobre su residencia recién cambiada. Estos interrogantes la llevan a considerar abandonar Chile en busca de respuestas y seguridad.

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