Reportaje de CHV revela impunidad de Cura salesiano

La siguiente historia revela lo que algunos llaman "el mecanismo de la impunidad". Un sacerdote abusó sexualmente de niños en los años 70 en Iquique. En los 80 cometió los mismos delitos en Valdivia y en los años 90 lo hizo en un colegio de Santiago. Su congregación lo amparó e incluso pagó a una familia para que no lo denunciara. Recién hoy la justicia lo investiga.

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“He atentado contra el sexto mandamiento con varones, menores de edad, en forma reiterada. Mi estructura síquica me ha llevado a reincidir. Vengo a solicitar de Su Santidad, la gracia de ser dispensado del celibato y de sus obligaciones”. 

Con estas palabras el sacerdote salesiano Sergio Aravena se dirige al Papa Juan Pablo Segundo y confiesa que ha cometido reiterados abusos sexuales a menores. Todos permanecieron ocultos durante décadas, hasta hoy.

Un equipo de Reportajes a Fondo de CHV Noticias viajó hasta al sur del país para develar una historia que conmueve y que indigna a la vez.

Pedro, uno de los abusados, prefiere guardar su identidad: “El cura iba avanzando de a poco. Con una mano te tocaba las orejas o el cuello y con la otra te tocaba el pene”.

Comprobamos que las denuncias contra el sacerdote Aravena eran conocidas por altas autoridades eclesiásticas, entre ellos los obispos Tomás González y Ricardo Ezzati.

Los denunciantes

Uno de estos capítulos se escribió en la década de los ’80, tras los muros del Instituto Salesiano de Valdivia.

Sus protagonistas son alumnos que no sobrepasaban los 13 años. Por primera vez dos de ellos se atreven a contar los abusos sexuales a los que el entonces vicerrector del instituto Salesiano de Valdivia, el cura Sergio Aravena, los sometió durante años.

Carlos Salcedo confiesa que “es algo que cargas toda la vida. Es duro, uno trata, trata…  de ser el fuerte, pero, pero lo llevas… lo llevas siempre”.

Carlos estaba en séptimo básico y tenía 12 años cuando la simpatía del cura Sergio Aravena se transformó en abuso.

“Me quedaba en blanco, no sabía cómo reaccionar, qué decir, no podía reaccionar a nada y nadie te creía. Ellos sabían que yo necesitaba algo paternal”, dice Salcedo.

No tenía un padre presente y encontró en este sacerdote, una figura protectora. Aravena se mostraba amable, carismático y ganaba fácilmente la confianza de los menores.

Pedro, la otra víctima, dice que “si le caías en gracia a él o eras parte de su círculo, te decía que le digas Sergio, que no le digas padre ni cura, que le digas Sergio”.

Y sus recuerdos siguen intactos: “Yo me sentaba al lado de él y el me empezaba a tocar y te preguntaba por ejemplo cuántas veces yo me masturbaba en el día, no curita, pero dígame la verdad, cuántas veces se masturba en el día y cuánto semen le sale y con una mano te tocaba la oreja y el cuello y con la otra te tocaba el pene”.

El socorro de las víctimas

A diferencia de otras víctimas, Pedro y Carlos tuvieron un límite para el silencio. Así relatan el momento en que decidieron contar sobre los abusos.

Pedro: “Estaba el cura Aravena en su oficina y llamó a mi amigo, y cuando llama a mi amigo yo voy detrás de él después. Cuando abro la oficina del cura, el cura lo estaba tocando. Yo lo vi y lo llamo por su nombre y lo llamo por su nombre gritándole, y reacciona y le pega un empujón al cura y el cura cae.  Y el cura nos dijo yo me voy a encargar de que no estén en el colegio este año”.

Ambos le contaron a sus madres los abusos que sufrieron. Luego denunciaron lo ocurrido al director del instituto salesiano Maximiano Ortúzar.

Pedro recuerda: “Le dijimos y él no nos creyó y nos echó de la oficina”. Carlos también guarda ese momento en su memoria. “Que no, que no podía ser, que era una mala interpretación de nosotros”, añade.

La amenaza del cura Aravena se cumplió. Ese mismo año, los dos niños fueron desvinculados del Instituto Salesiano.

El encubrimiento

Buscamos al ex director Maximiano Ortuzar para saber si recordaba esta denuncia. Lo encontramos en Santiago, en la comuna de La Cisterna.

Ésto es parte del diálogo con el sacerdote:

— ¿Usted es don Maximiano Ortúzar?

— Si.

— Con usted quiero hablar. 

— ¿Qué pasó?

— Mire le quiero preguntar por las  denuncias que hubo en Valdivia, de las cuales usted estuvo al tanto.

— Pase.

— ¿Usted se acuerda de Sergio Aravena?

— ¿Usted viene de parte de quién?

— Soy Periodista de Reportajes, de Chilevisión.  Le quiero preguntar a usted por las dudas que me surgen luego de lo que he investigado.

— No, no atiendo Periodistas.

— ¿Pero usted recuerda cuando le contaron que Sergio Aravena abusaba de los menores en el Instituto Salesiano de Valdivia?  Qué hizo usted con las denuncias que habían en contra de Sergio Aravena? usted era el Rector del Instituto Salesiano.

Insistimos ante el ex director Ortuzar pues tal como señala el abogado Marcelo Vargas, los abusos sexuales cometidos por Aravena eran conocidos por la congregación salesiana antes de ser enviado a Valdivia en 1979.

Marcelo Vargas dice que “comenzó manoseando, abusando de niños, masturbando a los niños  que eran alumnos salesianos y cuando se produce el escándalo, lo trasladan a Valdivia. En Valdivia el año 82 nuevamente tuvo denuncias de abuso del mismo modus operandi, llevaba niños a su pieza, los masturbaba”.

Tan convencido está de estos hechos, que presentó una querella ante el Ministerio Público.

¿Sabía Ortúzar sobre los abusos anteriores? ¿Por qué expulsó a los denunciantes?

Volvemos a preguntarle a Maximiano Ortúzar

— ¿Por qué nunca denunció la justicia esos hechos, para que se pudieran investigar?

— Yo estoy tranquilo pero no hablo con Periodistas.

— ¿Tiene un poco de cargo de conciencia? ¿Le parece que estuvo bien, la actitud que usted tomó?

— Juzgue usted lo que quiera señora, no le voy a contestar

— ¿Ha reflexionado sobre la actitud que tuvo de protección hacia una persona que termina confesando los abusos sexuales? ha reflexionado sobre eso? ¿Y a las víctimas, qué les puede decir?

— Si viene a ser una pregunta oficial de parte de la justicia, ahí veremos.

— Es que usted nunca denunció a la Justicia, don Maximiano.

— Hasta luego.

Pero el silencio de algunos y la protección de otros, no parece ser suficiente para enterrar esta historia.

Documentos a los que tuvimos acceso comprueban que cada traslado del cura Sergio Aravena dejó víctimas.

El abogado Marcelo Vargas sostiene que “hay informes que reiteradamente decían q tenía ciertas conducta de abuso sexual derechamente en contra de menores de las catorce destinaciones que tuvo, en 8 de ellas tuvo denuncias por abusos”.

A los abusos de Iquique en los años ’70, siguieron los denunciados en Valdivia en los ’80. Fue trasladado a Santiago, pero no se detuvo.  En 1990 una familia lo acusó de abusar de dos gemelos de 13 años. Eran alumnos del Liceo Don Bosco, también de la orden salesiana.

El director de esa época, Leonardo Santibáñez, declaró esto a la congregación.

“Yo llamé inmediatamente al Padre Sergio quien reconoció el hecho. Avisé al Padre Inspector Ricardo Ezzati y le pedí al Padre Sergio que se fuera inmediatamente a una casa de retiro, sin comunicar a nadie su paradero. Luego, junto a la profesora, visitamos a la familia para…  tratar de detener el proceso iniciado. Proceso que no prosperó”.

El inspector Ricardo Ezzati se convertiría años más tarde en obispo y máximo líder de la iglesia católica chilena.

Marcelo Vargas asegura que “desde que tuvo conocimiento Ricardo Ezzati hasta 2002 pasó una década con nuevos abusos y él no hizo absolutamente nada, que trasladarlo de Colegio en Colegio”  

Otro hecho -aún más grave- se lee en otro documento de la congregación salesiana: “Una familia hace una acusación formal ante a la justicia de abuso deshonesto del Padre Sergio Aravena hacia su hijo. Es el Inspector Leonardo Santibáñez quien, por conocer a la Jueza, logra que no sigan con la Querella”.

Víctimas reciben dinero de la congregación

Pero hay mucho más… éste es un recibo de pago firmado en Santiago el 29 de Diciembre de 1999.  Lo firma la madre de otro niño de 13 años que sufrió abuso sexual del cura Aravena. Pero termina aceptando 2 millones de pesos que le ofrece un miembro de la Congregación a cambio de desistir de su denuncia y guardar silencio.

Ésta es la declaración jurada ante notario, redactada por el abogado contratado por los Salesianos y que firma la madre del menor: “En conversaciones ulteriores entre la suscrita y los involucrados, han llegado a la conclusión que solo se trata de un mal entendido, por la equivocada interpretación que le dio su hijo a esos hechos”.

La madre del menor expresa que “vengo en renunciar expresamente, en la calidad en que comparezco, a toda suerte de acciones civiles y/o penales en contra de don Sergio Aravena Alvear”. 

No sabemos qué llevó a esa madre a poner precio a su silencio Fuimos a buscarla para saber la respuesta.

Un vecino señaló lo siguiente:

— “Trabajaba aquí, años atrás”

— ¿Y qué pasó con ella?

— Falleció

— ¿Y cuánto hace que murió?

— Como 2 ó 3 años

El año 2000 los Salesianos enviaron a Aravena a un Centro de Rehabilitación en México. Un año después regresó a Chile, pero surgieron nuevas denuncias por abuso sexual.

Tuvieron que pasar 30 años para que finalmente, el propio sacerdote Sergio Aravena escribiera esta carta al Papa Juan Pablo Segundo solicitando ser dispensado. Le confiesa que no se controla, pese a los tratamientos sicológicos y ayuda espiritual.

La denuncia contra Aravena ingresó a la Fiscalía de Valdivia en Octubre del año pasado. La policía de Investigaciones dio con su paradero, sin embargo el Ministerio Público nunca lo citó. Ahora es tarde, Sergio Aravena murió de un infarto hace menos de dos meses. Nunca enfrentó a la justicia. La congregación Salesiana, no quiso concedernos una entrevista.