Paulina Torrejón, de la ciudad chilena de Antofagasta, estaba en una micro cuando notó en un asiento de adelante a un anciano que estaba “refunfuñando y rabeando” con su móvil. “Tiene puestos unos audífonos que se saca y se pone una y otra vez, y en su celular un video musical se reproduce y él le da al ‘play’ cada vez con más fuerza, así que asumí que su problema era… tecnológico”, contó Paulina en su cuenta de Facebook el 14 de diciembre.
La mujer no se lo pensó dos veces, se sentó a su lado y se ofreció para ayudarle. Al enterarse de que el abuelito quería escuchar un video con los ‘audífonos’ que se compró por unos 15 dólares y que en realidad aquello poco tenía que ver con unos auriculares, Paulina sintió rabia
“Era un cable rancio cualquiera dividido en dos, con dos tapones para oídos incrustados uno en cada extremo y pegados cuidadosamente para parecer audífonos”, relató la mujer. “Cuando le expliqué que lo habían estafado, él se lo tomó con humor… pero fue tanta la ira e impotencia que sentí, que se me cayeron dos lágrimas de la más pura rabia“, recordó.
Paulina le dio al anciano sus propios auriculares, que él aceptó solo tras insistencias de su ‘compañera de viaje’. En vez de maldecir a los estafadores que se aprovecharon de su falta de conocimientos en el mundo de la tecnología debido a la avanzada edad, el hombre pronunció unas palabras que conmocionaron a miles de chilenos que leyeron esta historia:
“Me miró directo a los ojos, y con el dedo pulgar de su mano secó una lágrima que se había quedado a medio camino en mi mejilla, y mientras la secaba me dijo: “No llore mijita… la gente mala está en todos lados, pero la gente buena también…”.
La publicación de Paulina Torrejón ha sido compartida 29.000 veces y ha obtenido más de 56.000 ‘me gusta’.