Una Niñera que pasó 18 años en prisión, en Ohio (EE.UU) acusada de matar a una bebé de nueve meses que estaba a su cargo, fue liberada este jueves después que nuevas pruebas demostraran que fue una lesión más antigua y no detectada entonces lo que provocó la muerte de la niña, según informó un medio local
El caso que fiscalía había construido contra Kim Hoover-Moore, ahora de 57 años, por la muerte de Samaisha Benson el 1 de diciembre de 2002, se basó en gran medida en el testimonio de expertos médicos, que dijeron que la niña había muerto por lesiones sufridas mientras estaba al cuidado de la mujer.
Muchos años más tarde, en 2018, el doctor Patrick Fardal, que había realizado la autopsia de Samaisha y testificado contra la Niñera, declaró que encontró nuevas pruebas de que la fractura del cráneo de la bebé era resultado de una lesión anterior y que, de hecho, estaba sanando antes de sangrar nuevamente pocos días antes de su muerte.
Fardal aseguró que pudo llegar a esa nueva conclusión gracias a avances tecnológicos que no estaban disponibles durante el juicio en 2003.
Pruebas
En 2020, Fardal y un equipo de médicos obtuvieron y revisaron los expedientes de la niña en el hospital donde murió y en la oficina del forense del condado de Franklin, lo que les permitió determinar que la menor había fallecido por el llamado síndrome del bebé sacudido.
“No puedo concluir en este momento, patológicamente, que las lesiones sufridas por Samaisha se produjeran definitivamente dentro del período de tiempo en que Hoover-Moore estuvo a cargo de su cuidado”, escribió Fardal en una declaración jurada el 18 de febrero.
“Todos los cambios agudos ocurrieron dentro de un lapso de cuatro a cinco días antes de su muerte”.
A la luz de esas pruebas, la acusada presentó en junio una moción para un nuevo juicio, a lo que la oficina del fiscal del condado no se opuso.
Otros testigos claves que declararon en el juicio han fallecido o no están disponibles, sostuvo la fiscalía.
Los hechos
Antes de su detención, la mujer aseguró que en la noche del 29 de noviembre de 2002, cuando el padre dejó con ella a Samaisha y a su hermana de dos años, la cabeza de la bebé estaba cubierta y parecía estar dormida.
Horas más tarde llamó a los paramédicos, afirmando que notaba algo malo en uno de las niñas que estaba cuidando.
La ambulancia llevó a Samaisha a un centro médico, donde murió dos días después con diagnóstico de graves lesiones en la cabeza.
La Niñera fue acusada de asesinato, homicidio involuntario, agresión grave y puesta en peligro de niños, por lo que resultó condenada a una pena de entre 15 años y cadena perpetua.
Sin embargo, siempre mantuvo su inocencia. En 2017, su lucha por demostrarlo obtuvo el apoyo del Proyecto de Condenas Injustas del Defensor Público de Ohio.
“Las pruebas médicas demuestran lo que la Niñera Hoover-Moore siempre ha dicho: es inocente“, dijo el jueves Joanna Sánchez, directora del proyecto.