Niña inglesa halla un pedido de auxilio en tarjeta hecha en China y destapa un escándalo de trabajo forzoso

La cadena británica Tesco ya ha detenido la producción en una fábrica china por sospechas del uso de mano de obra forzada. Por su parte, el Gobierno chino niega la veracidad de los reportes.

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Florence Widdicombe, una niña de Londres de 6 años, quería enviar a sus amigos tarjetas navideñas de la cadena británica Tesco, todas ellas de gatitos que llevaban un gorro de Papá Noel, pero para su desconcierto descubrió que una de ellas ya tenía un mensaje dentro.

“Somos prisioneros extranjeros en la prisión Qingpu de Shanghái, China. Forzados a trabajar contra nuestra voluntad. Por favor ayúdennos y notifiquen a la organización de derechos humanos”, se leía en mayúsculas. The Sunday Times fue el primer medio en reportar sobre un potencial ‘gulag’ chino con dudosas prácticas laborales, y después de su material Tesco detuvo la producción de sus mercancías en una fábrica china y lanzó una investigación.

El autor del desesperado mensaje pidió que la persona que recibiera aquella tarjeta se pusiera en contacto con Peter Humphrey, experiodista británico detenido en China mientras trabajaba de investigador corporativo, que también sirvió una condena en la cárcel Qingpu.

El padre de la niña que encontró la tarjeta comentó a The Sunday Times que al principio en su familia pensaron que se trataba de una suerte de broma, pero luego se quedó horrorizado al darse cuenta de la potencial gravedad del asunto y se sintió responsable de pasar el mensaje al destinatario, como pidió el autor del mensaje ‘navideño’. También le explicó a su hija qué significaba aquel pedido de socorro que la dejó perpleja.

Por su parte, Peter Humphrey sostiene que sabe quién dejó el mensaje en la tarjeta de Tesco, pero se niega a revelar el nombre por temores de posibles represalias contra esta persona. Entrevistado por la BBC, aseguró que fue un mensaje colectivo de algunos de sus excompañeros de celda que todavía sirven sus condenas.

Después de que la familia de los Widdicombe se pusiera en contacto con él, Humphrey contactó con exprisioneros de la misma cárcel que le confirmaron que allí estos días se practica el uso de mano de obra forzado, algo que hace varios años, cuando el propio experiodista estaba en el lugar, eran labores voluntarias que permitían ganar algo de dinero para comprar jabón o un dentífrico.

Tras el escándalo, Tesco declaró que jamás permitirá que en su cadena de proveedores que empleen la mano de obra de los presos.