El gobierno de Nicaragua se está asomando cada vez más al abismo de la dictadura después de que esta semana Daniel Ortega ordenara la expulsión de dos misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tras acusarlas de actuar de forma “injerencista” y parcializada en su evaluación de la situación del país en el contexto de las protestas antigubernamentales, informó este jueves la cancillería.
“Le comunico la suspensión temporal de la presencia y visita de la CIDH y del Mecanismo de Seguimiento Especial para Nicaragua (Meseni) hasta que se restablezcan las condiciones de respeto a la soberanía y asuntos internos”, señala una carta dirigida al secretario general de la OEA, Luis Almagro.
También se ordenó la salida del Grupo Interdisciplinario Especial de Investigación (GIEI), creado por la CIDH para evaluar la situación de derechos humanos en el país.
La carta, leída por el canciller Denis Moncada en presencia de los delegados del Meseni y el GIEI, citados a la cancillería, acusa a las dos entidades de “falta de imparcialidad y objetividad” y de mostrar “una actitud injerencista, intervencionista, haciéndose eco de las políticas del gobierno de Estados Unidos en contra de Nicaragua”.
El Meseni y el GIEI se instalaron en Nicaragua el 24 de junio y el 3 de julio, respectivamente, tras acuerdos alcanzados con la Organización de Estados Americanos (OEA), y han documentado denuncias sobre violaciones a derechos humanos.
La expulsión de las organizaciones se da en momentos que el gobierno de Ortega canceló la personería jurídica de organismos locales de derechos humanos y allanó sus sedes y las de medios de prensa independientes.