Lo llamaron “el fuego eterno”, pero ahora podría apagarse para siempre

El cráter de gas Darvaza en Turkmenistán se apaga tras 50 años de actividad, según un informe científico oficial

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Por Tormod Sandtorv - Flickr: Darvasa gas crater panorama, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=18209432

En el corazón del desierto de Karakum, en Turkmenistán, un fenómeno natural encendido accidentalmente hace más de cinco décadas comienza a apagarse. El cráter de Darvaza, conocido localmente como las “Puertas del infierno”, ha sido durante años una fuente continua de metano y un símbolo de impacto ambiental. Nuevos datos oficiales confirman una importante disminución en su actividad.

El cráter de Darvaza: origen y evolución

Formado en 1971 a raíz de un accidente durante la perforación de un pozo exploratorio, el cráter de gas natural tiene unos 60 metros de diámetro y 30 metros de profundidad. Desde entonces ha ardido de forma ininterrumpida, convirtiéndose en una atracción turística y un importante foco de emisiones de metano.

Reducción del flujo de gas

Desde 2022, el Gobierno de Turkmenistán impulsó un plan para apagar el cráter debido a su impacto ambiental y sanitario. El proyecto incluyó la rehabilitación y perforación de pozos en las cercanías con el objetivo de capturar el metano y reducir su emisión.

Según Irina Luryeva, representante del consorcio estatal Turkmengaz, “la mayor parte del gas que alimenta el cráter está casi agotada”, información confirmada mediante sensores y monitoreo regular.

Cambios visibles y evidencia satelital

Imágenes recientes muestran que las llamas, antes visibles a varios kilómetros, solo pueden observarse desde distancias cortas. Esta disminución se atribuye a la reducción del flujo interno de gas tras las intervenciones técnicas realizadas en el sitio.

Implicancias ambientales y compromisos climáticos

El esfuerzo por apagar el cráter se enmarca en los compromisos climáticos del país. Según Luryeva, la extracción controlada ha permitido limitar las emisiones imprevistas de metano a la atmósfera, contribuyendo a los objetivos nacionales.

Turkmenistán aspira a reducir sus emisiones de metano en un 30 % para 2030, respecto a los niveles de 2020. Para avanzar en esta meta, en marzo de 2024 se lanzó un proyecto de monitoreo en conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). En los últimos meses de 2024, no se registraron emisiones en instalaciones de Turkmengaz, lo que se interpreta como un indicador positivo del éxito de las medidas implementadas.

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