Tras dejar su primer mandato presidencial, Sebastián Piñera Echenique reformuló su grupo empresarial y traspasó más de US$500 millones a sociedades de sus hijos en dos destinos claros: Islas Vírgenes Británicas (IVB) y Luxemburgo, ambos considerados paraísos tributarios según el Servicio de Impuestos Internos.
A través de Bancard Inversiones Limitada, empresa que el actual Mandatario controla con el 66% de la propiedad, a inicios de 2015 comenzó a transferir recursos desde Chile a las compañías de sus hijos en el extranjero. Pero no lo hizo como lo establece la Ley, por lo que el Servicio de Impuestos Internos (SII) inició una fiscalización en su contra y detectó irregularidades en una operación de financiamiento a sus hijos y el no pago de impuestos por la misma durante dos años, impuestos que incluyó -durante su segundo mandato presidencial- una condonación de las multas por parte del Estado. El diputado DC, Gabriel Ascencio, anunció que iniciará un proceso de fiscalización y emplazó al Presidente y a sus hijos a informar en qué paraísos fiscales mantienen su millonaria fortuna.
Este años dos noticias han vuelto a poner de relieve la fortuna del Presidente de la República. En marzo de este año la revista Forbes informó que Sebastián Piñera subió 55 puesto entre las personas más ricas del mundo y durante esta semana – la séptima desde estalló la crisis social y política – se conoció que el family office de los hijos del Presidente, “Inversiones Odisea”, presentó un considerable aumento en la participación accionaria de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).
Estas informaciones se suman a lo revelado por El Desconcierto, que sostiene que a comienzos de 2015, los Piñera Morel comenzaron una silenciosa reformulación de su grupo empresarial y llegaron a traspasar más de US$500 millones (cerca del 20 % de su fortuna) a sociedades de sus hijos en dos destinos: Islas Vírgenes Británicas (IVB) y Luxemburgo, ambos considerados paraísos tributarios según el Servicio de Impuestos Internos.