Una orden judicial obtenida por la ONG de protección animal Ecópolis en 2012 permitió rescatar a la elefanta Ramba –obligada a actuar en el circo Los Tachuelas hasta su retiro por vejez-. Por esos años, se determinó que el Parque Safari de Rancagua sería su nuevo hogar por no más de siete meses.
El jefe veterinario del zoológico chileno, Alonso Silva, explicó que “si bien aquí tenía todos los cuidados médicos y de alimentación necesarios”, el traslado se hace necesario porque “biológicamente sabemos que los elefantes son de andar en manada y que para ellos es importante mantener una vida social activa”.
“Dentro de los criterios de bienestar animal aplicados en el mundo para animales de cautiverio, el social destaca como uno de los más importantes. Como lleva mucho tiempo sola, esperamos que se adapte fácilmente y recupere la interacción con sus pares. De hecho, esta es una de las razones por la cual nunca estuvo en exhibición al público”, agregó Silva.
Durante los años que pasó en el circo chileno, Ramba tenía que realizar piruetas complejas. La gran elefanta se subía a una tarima pequeña en cuatro patas, daba vueltas alrededor de ella y luego era capaz de pararse sólo en dos.
Eso sí, para llegar a su destino Ramba deberá superar primero 36 horas de viaje, el cual fue financiado por la fundación Amarula Trust (costó US$135.000 dólares).
La elefante pasará dos horas en un camión para ser trasladada desde Rancagua hasta el aeropuerto de Santiago, luego cuatro horas en un Boeing 744 para aterrizar en el Aeropuerto Viracopos de Brasil y, finalmente, 30 horas de viaje terrestre hasta el ingreso del santuario.
Ramba no viajará sedada, por lo que estará consciente todo el viaje, sólo le darán dosis de flores de Bach para mantenerla tranquila durante el trayecto. El principal riesgo es un ataque cardíaco debido al estrés y porque son animales sedentarios que no se ejercitan.
Eso sí, Alonso Silva llamó a no preocuparse por su estado de salud, ya que “se encuentra en óptimas condiciones físicas y será monitoreada constantemente por un equipo de al menos 30 profesionales, entre ellos médicos veterinarios”.