Fernando Cervera y Mariano Collantes eran estudiantes de Biología cuando, por primera vez, escucharon hablar del biomagnetismo médico, una pseudoterapia cuyo máximo representante es el mexicano Isaac Goiz, quien asegura haber curado el cáncer y el sida con imanes. Corría el año 2009.
Estos jóvenes valencianos contactaron con un practicante de biomagnetismo y lo retaron a que mostrara alguna publicación científica que diera datos favorables sobre aquella terapia.
“Nos dio algunas referencias a universidades donde, supuestamente, se impartían clases de biomagnetismo. Pero eran datos falsos”, relata Cervera, quien, indignado en una discusión en un foro de internet, comparó esas “estafas” con el hecho de “embotellar mierda humana y venderla prometiendo curas milagrosas”.
De aquí parte el germen del libro ‘El arte de vender mierda. El fecomagnetismo, la homeopatía y otras estafas’ (Laetoli, 2014), escrito por el propio Cervera. La obra narra la historia (real) de la consumación de un gran engaño: la invención, por parte de él y de Collantes, del fecomagnetismo, una ‘medicina alternativa’ que supuestamente mezclaba restos fecales que, diluidos mediante técnicas homeopáticas, curaba diferentes “males” humanos. No especificaron cuáles eran estos males, pero no hizo falta: terapeutas, enfermos, revistas e incluso políticos dieron por auténtica esta gran broma. O gran farsa. ‘El arte de vender mierda’ es, en primera instancia, un relato sobre la absoluta falta de control que existe en el mundo de las pseudoterapias.
“No lo sé, Rick, parece falso”
En su estrambótico chiste (que arrancó con la creación de una web sobre fecomagnetismo), estos dos jóvenes repararon en que si querían “parecer” pseudocientíficos había que hacer varias cosas: criticar la ciencia moderna, inventarse ramas inexistentes de la ciencia, ofrecer testimonios (falsos) de personas curadas y relacionar la pseudociencia con otras mejor asentadas, como por ejemplo la homeopatía o el biomagnetismo. Además, buscaron nombres para los doctores impulsores del fecomagnetismo: Hugh Nielsen y Leslie Laurie. Era un homenaje a los actores Hugh Laurie de la serie ‘House’ y Leslie Nielsen, de la película ‘¡Aterriza como puedas!’.
Cervera y Collantes también le proporcionaron un pasado falso al fecomagnetismo: buscaron, como la inmensa mayoría de las pseudoterapias, antecedentes históricos, prácticas ancestrales, culturas milenarias que lo habían practicado. A partir de aquí, y tras promocionarse en otros blogs de pseudociencia, decidieron esperar. Pronto comenzaron a recibir mensajes de gente que se había tragado que el engaño.
No contestaron a nadie, hasta que una mujer se puso en contacto con ellos a través de un mensaje preocupante: “Agradezco información para el tratamiento de frustración, agresividad, cambios de humor, hiperactividad y dolor de cabeza de mi marido. Necesitamos algo a lo que agarrarnos, pues estamos desesperados y tenemos dos hijos pequeños que lo están pasando muy mal”. Para Cervera y Collantes, esta fue la prueba definitiva del elevado grado de desesperación del cual se sirven los pseudocientíficos para aprovecharse de la gente. Ellos le aconsejaron ir a un médico y su broma se convirtió en una crítica a la permisividad social que hay en torno a las terapias alternativas.
Una actividad con ánimo de lucro
Los jóvenes, relata el libro, se pusieron en contacto con la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales para preguntarles sobre el fecomagnetismo y otras “estafas conocidas”. Les respondió Lourdes Ciuró, diputada del PDECat en el Congreso y entonces portavoz adjunta de la comisión. “Ciuró se mostraba firmemente convencida de que las terapias alternativas debían estar al mismo nivel que la medicina científica, y de hecho llegó a decir literalmente que tendrían que estar financiadas por la seguridad social -recoge el libro-. Y dijo, de forma literal, que el ‘uso de la homeopatía no tiene la predicación que debería entre la ciudadanía, ya que la gente se deja influir por falsos mitos como el del efecto placebo'”. En respuesta a este diario, ha puntualizado que “se trata de un tema de hace muchos años”, en que se mostró “a favor de la homeopatía, no de las terapias alternativas en general” y sostuvo que “no vería mal que la homeopatía se reconociese como de hecho se hace en Francia”.
Las andazas de Cervera y Collantes, que quisieron comprobar cuán lejos puede llegar una estafa, incluyen numerosas anécdotas, entre las que destaca la primera oferta formal para distribuir el fecomagnetismo en Sudamérica por parte de Andrés Zuno, uno de los grandes difusores de la homeopatía y las pseudociencias en México que incluso aceptó que Hugh Nielsen le escribiera el prólogo de su próximo libro.
Los jóvenes fueron invitados a participar en la Feria Esotérica de Madrid en el 2013, donde impartieron una conferencia sobre fecomangestimo. Según recoge ‘El arte de vender mierda’, varios blogs y revistas ‘online’ (entre las que destaca la plataforma ‘on line’ Saludae, referente de las terapias alternativas) se mostraron abiertas a publicar su terapia. En otras, como ‘Biomanantial’ pudieron publicar su terapia pagando 175 euros. “Habíamos demostrado que no existía ningún mecanismo de control sobre qué se publicaba en las páginas de terapias alternativas, ya que si tenías dinero podías llegar a obtener el reconocimiento de páginas y revistas que, en teoría, eran especialistas en el sector”, escribe Cervera en el libro.
Según él, en España “existe poca tradición de ver a la ciencia como parte de la cultura básica, y ese es uno de los problemas que hacen que las pseudociencias campen a sus anchas”.