La provincia de Petorca, ubicada en la región de Valparaíso (Chile), es un escenario destinado a la producción de paltas, pero ello no beneficia a los ciudadanos locales, que padecen la falta de agua potenciada por el desarrollo de estos cultivos, destinados principalmente a Europa, pero también a China y EE.UU.
Así las cosas, muchos chilenos se ven obligados a comprar agua para poder desarrollar sus vidas. “Chile tiene la experiencia más radical de la privatización del agua en el mundo: no solo la gestión del agua es privada, sino que el recurso en sí está establecido por los derechos privados”, expresó a RT Alexander Panez Pinto, miembro del grupo ambientalista Modatima.
Según el denunciante, este contexto tiene sus orígenes en los 80, bajo la dictadura de Augusto Pinochet: “Las empresas comenzaron a buscar tierras baratas y derechos de agua para comenzar con la plantación de aguacate”, repasa. En la actualidad, el 60% del territorio de Petorca está destinado a aquel producto, pero la falta de agua en la zona comenzó a sentirse desde el 2000.
“Lo peor es que en esta situación, la falta de agua hace que algunos agronegocios comiencen a construir tuberías y pozos ilegales para desviar el agua”, comenta Panez Pinto. Al mismo tiempo, le da un marco contextual al conflicto: “Tenemos una tormenta perfecta creada por la expansión de estas plantaciones, el robo de agua y la disminución de la selva en la última década. El resultado es la grave sequía que cambia la realidad social, económica y ambiental de la región”.
“La gente nadaba en el río, ahora no tienes nada”
Por otro lado, el entendido señala que los campesinos ya no tienen suficiente agua para regar las plantas o criar animales, dificultando también parte de la economía regional. En ese sentido, resalta que el río local dejó de existir, está seco desde hace más de diez años y ahora se convirtió en un basurero. “La gente nadaba en el río, ahora no tienes nada”, grafica.
Vale resaltar que las exportaciones del aguacate hacia la Unión Europea (UE) aumentaron notablemente; desde 2015 a 2017 subieron las ventas en 120 millones de euros. “El precio del aguacate es conveniente para la agroindustria”, cuenta el ambientalista.
Asimismo, destaca que los compradores se ven beneficiados por el intercambio comercial, pero también las compañías privadas que suministran agua a los lugareños de Chile. “El Gobierno ha invertido más de 126 millones de euros en los últimos seis años para el suministro de agua en camiones”, subraya.