En los últimos días, Chile se ha sumado al debate global en torno al tratamiento hormonal para niños, niñas y adolescentes (NNA) que desean iniciar su transición de género. Este tema ha sido abordado desde al menos el año 2020 en otras partes del mundo, especialmente después de que en Inglaterra el Servicio de Salud (NHS) fuera demandado por una madre y una enfermera debido a la prescripción de bloqueadores de la pubertad.
La controversia gira en torno a la triptorelina, un medicamento inyectable indicado para el cáncer de próstata avanzado y el tratamiento por periodos acotados en casos de pubertad precoz. Según el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género inglés (Gids), estos bloqueadores permiten que las personas jóvenes con disforia de género tengan más tiempo para considerar sus opciones, sin tener que pasar por la angustia de que su cuerpo cambie de una manera que no desear.
Sin embargo, el propio NHS admite que la evidencia sobre el impacto a largo plazo de los bloqueadores de la pubertad es “limitada y aún está en desarrollo”, y advierte sobre posibles consecuencias para la salud, como disminución en la densidad ósea, hipertensión e infertilidad.
Esta situación llevó a que la pediatra independiente Hilary Cass, expresidenta del Royal College of Paediatrics and Child Health, realizara un informe para el NHS. En él, Cass plantea que la evidencia que sustenta el tratamiento es precaria y que sus posibles efectos secundarios podrían superar los beneficios, recomendando que hormonas como la testosterona y el estrógeno se receten a NNA con “extrema precaución”.
A raíz de este informe, conocido como Cass Review, Inglaterra restringió en marzo pasado el uso de bloqueadores de pubertad en menores de edad, convirtiéndose en el quinto país europeo (además de Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca) que limita estos tratamientos por presuntamente falta de pruebas de sus beneficios y preocupación por los daños a largo plazo.
En Chile, los bloqueadores de pubertad también se aplican a NNA en distintos recintos de salud, para luego pasar a hormonas cruzadas en la adolescencia. Sin embargo, algunos padres han expresado preocupación por el tratamiento hormonal recetado a sus hijos y cuestionan el proceso previo para ser indicado, que muchas veces se entregaría sin mayor acompañamiento psicosocial, según afirman.
La situación preocupa a distintos especialistas, especialmente ante el aumento de menores de edad que se identifican como transgénero. De hecho, el Ministerio de Salud (Minsal) informó que el año pasado ingresaron 1.202 NNA al Programa de Apoyo a la Identidad de Género (Paig), y proyecta que para 2024 ingresarán otros 2.940 niños y niñas.
⚠️DECLARACIÓN PÚBLICA: Tras las diversas voces y opiniones que se han levantado en torno a los programas de acompañamiento y terapias hormonales para niños, niñas y adolescentes trans y género no conforme, luego de un reportaje de prensa en el portal Biobío llamado “Pubertad… pic.twitter.com/FlPvB2oyop
— Defensoría de la Niñez (@defensorianinez) June 6, 2024
Ante la controversia, la Defensoría de la Niñez emitió este jueves una declaración en respuesta a las “diversas voces y opiniones que se han levantado en torno a los programas de acompañamiento y terapias hormonales para niños, niñas y adolescentes trans y género no conforme”.
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