Santiago, 22 nov (Sputnik).- Un llamado urgente a extremar esfuerzos. “No podemos renunciar a establecer un acuerdo constitucional, no podemos fallarle a la gente”, dijo en conferencia de prensa este martes la ministra del Interior de Chile, Carolina Tohá.
El Gobierno, los partidos oficialistas y las fuerzas progresistas de Chile han buscado por todos los medios firmar luego un acuerdo con la oposición para iniciar el nuevo proceso constitucional, luego del frustrado intento que finalizó con el plebiscito de septiembre. Pero hay un tenso tira y afloja que impide los avances.
La derecha -en particular el partido Unión Demócrata Independiente (UDI)- ha sido firme en explicar que no quiere repetir la “fracasada experiencia” de la pasada Convención Constituyente y está presionando para que todo apunte a conformar un órgano nuevo y completamente distinto, con distintas atribuciones, otras reglas, otro nombre y, sobre todo, con menos integrantes.
Había un plazo tácito autoimpuesto por muchos de los líderes políticos nacionales que participan en los encuentros periódicos que se realizan en el Congreso: no pasar más allá de noviembre. Pero queda una semana y las esperanzas para llegar a un consenso tan rápido, se escapan.
“El tema del tiempo no nos puede hacer firmar un mal acuerdo. Si finalmente esto dura un poco más, bueno, habrá que esperar más hasta llegar a un buen acuerdo.
Nosotros nos sentamos en la mesa de negociación porque queremos que continúe el proceso constituyente, pero siempre en el entendido de que el proceso que firmemos sea diametralmente distinto a la primera Convención que fracasó”, afirmó a Canal 13 el diputado de la UDI, Gonzalo Ramírez.
Hasta el mismo presidente Gabriel Boric, quien ha preferido mantenerse al margen de las conversaciones para no ser acusado de intervencionismo, hizo un urgente llamado. Desde Tailandia, donde viajó la semana pasada para participar en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), pidió: “No esperemos otra crisis para preguntarnos de nuevo cómo lo hacemos. Adelantémonos, anticipémonos”, dijo, haciendo referencia al estallido social de 2019.
Además, agregó que apoyará cualquier decisión que tomen los parlamentarios y líderes de partido en el marco del acuerdo constitucional.
YA NO SERÁN 155
Fue una noticia que recorrió el mundo. Chile escribiría una nueva Constitución por primera vez con 155 personas electas por votación popular, en una Convención con paridad de género, escaños reservados para pueblos originarios y un nuevo sistema de elecciones que fomentaba la participación de ciudadanos independientes, no militantes de partidos políticos.
Las conversaciones post plebiscito, luego de que se impusiera la opción Rechazo en septiembre, distan mucho de todo aquello. La derecha se opuso a que hubiese tantos escaños reservados y pidió que el número total de convencionales electo sea disminuido, considerando que los 155 que participaron en el primero proceso eran demasiados.
El oficialismo ya planteó su propuesta: un órgano de 99 personas electas por votación popular, nueve escaños reservados para pueblos originarios (antes fueron 17) y todo esto, acompañado por un grupo de expertos constitucionalistas que guíe el proceso.
La oposición manifestó su contrapropuesta: 50 convencionales constituyentes con escaños reservados y con un grupo de expertos que no solo acompañe, sino que su opinión sea vinculante.
Una cosa es segura, independiente de qué visión se imponga o si es que llegan a un acuerdo a la mitad de camino, ya está casi definido que serán menos integrantes y que habrá miembros con cargos designados, pues los expertos no serán electos por la ciudadanía sino que serán nombrados por el Congreso o alguna otra entidad establecida para eso.
La tarde de este martes se realizará un nuevo intento. La reunión, que periódicamente junta en el Congreso a unos 40 líderes de oposición y oficialismo, será una de las últimas posibilidades de cerrar el tema antes del diciembre, donde toda actividad política es más lenta debido a las fiestas. Además, el receso legislativo por vacaciones de febrero amenaza con atrasarlo todo aún más, si es que la conversación se sigue extendiendo. (Sputnik)