Santiago, 8 feb (Sputnik).- “Se busca”, se podía leer en las cajas de leche de un meme que subieron los internautas chilenos a redes sociales la semana pasada, criticando medio en broma y medio en serio, la “desaparición” del canciller Andrés Allamand.
Mientras el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, viajaba a la región de Tarapacá (norte) para hacerse cargo de la peor crisis migratoria y de seguridad que ha atravesado la zona en el último tiempo, nada se sabía del paradero de Allamand, de quien se esperaba que adoptara una postura de primera línea frente a la problemática de origen fronterizo.
Sin embargo, pocos sabían que el canciller no estaba en Chile. Aun menos tenían conocimiento de que Allamand no pisaba suelo chileno desde noviembre de 2021, ya que se encontraba realizando gestiones en Europa tras haber sido electo presidente de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) con sede en España.
Esto se hizo público en Chile de sopetón y de manera muy gráfica el 3 de febrero, en medio del pico de la crisis migratoria. El canciller español, José Manuel Albares, subió una fotografía a Twitter con Allamand adjuntando el siguiente mensaje: “Reunión de trabajo con el secretario general electo de la Secretaría General Iberoamericana (Segib)”.
De esa manera, Albares confirmó que Allamand no sólo se encontraba en España, sino que ya estaba ejerciendo algunas funciones de su nuevo cargo.
Los cuestionamientos se multiplicaron: ¿Por qué Allamand asumió un cargo afuera mientras ejerce como canciller en Chile? ¿Recibe dos sueldos? ¿La campaña y los viajes que realizó para conseguir el cargo significaron gasto fiscal para Chile?
“Estamos analizando si corresponde una acusación constitucional porque claramente hay un notable abandono de deberes”, anunció en conferencia de prensa el diputado del Partido Socialista (centroizquierda) Jaime Naranjo, parlamentario que el año pasado lideró la histórica acusación contra Sebastián Piñera que casi consigue ser aprobada.
Si el presidente buscaba terminar su mandato en marzo sin turbulencias importantes, esta situación derrumbó sus expectativas.
Los medios nacionales revelaron además que Chile duplicó sus aportes monetarios al Segib durante el periodo de Allamand como canciller, aumentando en casi 130.000 dólares los pagos al organismo. Varios deslizaron que esto podría haber influido en la elección del chileno en el cargo.
“¿Cómo es posible que un ministro de Relaciones Exteriores esté trabajando en Madrid en un organismo internacional? Esto es una traición a la confianza que el Estado de Chile deposita en sus autoridades”, afirmó en conferencia de prensa el diputado del partido Demócrata Cristiano (centroizquierda) Iván Flores, anunciando que concurrirá a Contraloría para analizar posibles irregularidades.
RENUNCIA
La postura inicial del Gobierno del presidente Sebastián Piñera frente a las críticas fue de apoyo a su canciller, pero la situación se fue complicando debido a la escalada de críticas. El ministro Delgado ya no sólo lidiaba con la crisis migratoria, sino que debía salir a responder los cuestionamientos por la ausencia de Allamand.
El 3 de febrero Chile concretó un encuentro inédito con Bolivia. Por primera vez desde la década del 70 se reunieron los ministros de ambos países, con el objetivo de abordar algunas aristas del problema fronterizo como el contrabando, el comercio ilegal, la trata de personas y otros asuntos. A pesar de que se realizó por Zoom, Allamand no participó y la gota rebalsó el vaso.
Un ofuscado Piñera, según relataron los medios nacionales, llamó a Allamand y lo instó a suspender sus vacaciones y regresar a Chile. Y el domingo 6 de febrero el mandatario le pidió su renuncia. “Hace tiempo que no se veía tan enojado al presidente”, dijeron fuentes de Gobierno al diario La Tercera.
Tras su salida, Allamand comentó en conferencia de prensa: “Lamentablemente, parece molestar que haya asumido una responsabilidad tan importante en una instancia con la cual Chile tiene tanto compromiso.
La verdad que cuesta comprender esa actitud”. Y anunció: “este momento marca el cierre definitivo de mi larga vida política nacional”.
No obstante, el viaje de vuelta que tiene programado Allamand para radicarse en España podría peligrar.
La Constitución chilena permite acusar constitucionalmente a un exministro incluso hasta tres meses después de dejar el cargo, y mientras se discute una acusación el afectado no puede ausentarse del país.
Si la acusación se aprueba en la Cámara de Diputados y en el Senado, Allamand no podrá ejercer ningún cargo público en Chile en los próximos cinco años. (Sputnik)
Francisco Bravo Atias