Masacre del Seguro Obrero, un golpe de Estado fallido que se saldó con 59 jóvenes asesinados
1938 fue un año de elecciones presidenciales en Chile. Desde 1932 el presidente de Chile era Arturo Alessandri, quien finalizaría su mandato ese mismo año.
Sin embargo, antes de las elecciones de octubre ocurrió un hecho que cambiaría el devenir político de los años siguientes: la ‘masacre del Seguro Obrero’.
Esta matanza contra miembros golpistas del Movimiento Nacional Socialista (MNS) –popularmente conocido como “los nacis”– sucedió en Santiago de Chile el 5 de septiembre de 1938, durante el segundo Gobierno de Alessandri.
En el contexto del surgimiento y extensión de los movimientos fascistas de entreguerras en Europa, el 5 de abril de 1932 Jorge González von Marées fundó el MNS. Este movimiento creció rápidamente y logró cierta visibilidad en la época, llegando incluso a ganar tres escaños de diputados en las elecciones de 1937.
Elecciones Presidenciales
En las elecciones de 1938 competirían tres candidatos, cada uno con programas muy diferentes entre sí.
Desde el oficialismo se presentaba a Gustavo Ross, apoyado por la derecha como un eventual Gobierno de continuidad.
Por otro lado, Pedro Aguirre Cerda fue el candidato del Frente Popular, coalición creada en 1936 que agrupaba a diversos partidos de centro-izquierda. El tercer candidato era Carlos Ibáñez del Campo, apoyado por la Alianza Popular Libertadora, formada por el MNS, la Unión Socialista y los ibañistas independientes.
Durante 1938 se especulaba que lo más probable era la victoria de Gustavo Ross, el candidato oficialista.
Debido a esta situación, en las filas de los nacis empezó a plantearse la posibilidad de generar un golpe de Estado que derrocara a Alessandri y llevara al Ejército a asumir provisionalmente el poder.
De este modo, el 4 de septiembre de 1938 se realizó en Santiago la ‘Marcha de la Victoria’, una concentración masiva de apoyo a Ibáñez desde el parque Cousiño hasta el centro de la capital chilena, en la cual participaron más de 100.000 personas.
El día siguiente, 5 de septiembre, era la fecha que habían elegido los nacistas para llevar a cabo el golpe. La Universidad de Chile y el edificio de la Caja del Seguro Obrero eran los lugares más apropiados para tomar ya que, según los nacis, eran los edificios más complicados para que la Policía pudiese realizar una contraofensiva.
Por esto, el acto solamente reclutó a 30 hombres en cada edificio, otro grupo se encargó de intervenir las comunicaciones y la electricidad en la capital, y de llegar a la radio para proclamar públicamente la revolución.
Al mediodía del 5 de septiembre, 30 jóvenes nacistas bajo el mando del teniente de las Tropas Nacistas de Asalto (TNA) Gerardo Gallmeyer Klotze, entraron al edificio del Seguro Obrero y comenzaron a cerrar la puerta del edificio, pero el mayordomo del edificio trató de impedirlo.
El cabo de Carabineros José Luis Salazar Aedo, alertado por una señora, acudió en ayuda del mayordomo, creyendo que se trataba de un asalto.
Los nacis respondieron y dispararon contra Salazar, quien moría algunos minutos después frente al edificio de la Intendencia, desatando la alerta pública.
Simultáneamente, el otro grupo de jóvenes nacis ocupaba la Casa Central de la Universidad de Chile, cerrando todos los accesos y tomando como rehén al rector Juvenal Hernández.
Intervención Gubernamental
Por el lado opuesto, el presidente Alessandri convocó a las autoridades militares y policiales, y encargó al general director de Carabineros Humberto Arriagada, controlar la situación en la Caja del Seguro Obrero.
Al intervenir se produjo un intercambio de balas entre los enfrentados, lo que se agravó con la confusión que produjo entre los nacis la llegada del Regimiento Buin, que se suponía los apoyaría. Sin embargo, las tropas pro-ibañistas reforzaron a la policía, tomando posiciones y disparando sobre el edificio.
Mientras los nacistas intentaban resistir, los carabineros fueron lentamente abriéndose paso a través de los primeros pisos, y obligándolos a retroceder.
Finalmente Carabineros y militares lograron la rendición de los últimos grupos de nacis que aún continuaban resistiendo.
Ya desarmados, los golpistas capturados fueron puestos contra la pared del sexto piso, todos con las manos en alto mientras un pelotón de armas les apuntaba al cuerpo.
Acto seguido, tras recibir la orden de que no había que dejar supervivientes, los Carabineros y militares fusilaron a 59 nacistas de los 63 que protagonizaron el intento de golpe.