Más de 350 personas fueron detenidas en Venezuela esta semana en manifestaciones contra el régimen del presidente Nicolás Maduro, declaró el viernes la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, quien pidió “conversaciones inmediatas” para aplacar la tensión.
Bachelet señaló en un comunicado que su oficina recibió “informaciones sobre la detención masiva de manifestantes -bastante más que 350 en total (esta semana), incluidos 320 el 23 de enero”.
“Cualquier incidente violento que resulte en muertes o lesiones debe estar sujeto a una investigación independiente e imparcial para determinar si las autoridades han hecho un uso excesivo de la fuerza o si los miembros de grupos armados han cometido delitos, ya sean pro gubernamentales o no”, dijo Bachelet en el reporte.
“Estoy extremadamente preocupada de que la situación en Venezuela pueda salirse rápidamente de control con consecuencias catastróficas”, agregó.
Citando “fuentes locales creíbles”, agregó que al menos 20 personas murieron el martes y el miércoles, “después de haber sido aparentemente alcanzadas por disparos de las fuerzas de seguridad o de miembros de grupos armados prorrégimen”.
La Alta Comisionada instó a todos los líderes políticos venezolanos a iniciar sin tardar conversaciones para desactivar la crisis.
“Más de tres millones de venezolanos huyeron del país, otros millones más viven en condiciones miserables”, recordó. “¿Qué más se necesita para que los dirigentes políticos antepongan el bienestar del pueblo a sus propios intereses? Se trata fundamentalmente de una crisis de gobernanza y es responsabilidad de los dirigentes del país poner fin a esta situación desastrosa”.
La crisis política latente en Venezuela se agravó bruscamente esta semana con la decisión del joven presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, de autoproclamarse presidente interino.
Fue rápidamente reconocido por Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina y otros países latinoamericanos.
Guaidó, de 35 años, urgió a los venezolanos a continuar sus manifestaciones contra el régimen.
Los disturbios se registran en plena debacle económica en ese país petrolero, antaño próspero y ahora golpeado por una importante escasez de alimentos y medicamentos, y sometido a una hiperinflación que debería alcanzar 10.000.000% en 2019.