Lima, 26 sep (Sputnik).- Hace una semana Perú se enfrentaba a la posibilidad de que su presidente, Martín Vizcarra, fuera destituido del cargo por el Congreso, agravando aún más la situación crítica producida por la pandemia del covid-19. Finalmente, el pedido de destitución se cayó estrepitosamente.
¿Esto es el fin de las relaciones tensas entre Legislativo y Ejecutivo?
Hay que recordar que el Congreso buscó destituir a Vizcarra apelando a la figura constitucional de “incapacidad moral”, al ser acusado por la presunta participación en la contratación ilícita de un ciudadano en el Ministerio de Cultura.
El jefe de Estado denunció que el pedido de destitución era parte de un complot en su contra, planificado por sectores del Congreso que quieren tomar el poder para perpetuarse en él; posibilidad que cuadraría bien en un país que está ad portas de una elección general en la que, por primera vez, los parlamentarios no podrán ser reelegidos en sus cargos.
LÍO PARA RATO
En el pedido de destitución también entró en juego la oposición del Ejecutivo a proyectos de ley dados por el Legislativo para aliviar el embate económico de la crisis sanitaria, como aquellos que proponen el retiro de cien por ciento de los fondos de las administradoras privadas de pensiones (AFP) o el retiro de los aportes del Sistema Nacional de Pensiones, de carácter público.
Luego de un revuelo político grave, el pedido de destitución no tuvo éxito porque no hubo los elementos suficientes para ejecutarlo, así como porque se descubrió que el presidente del Congreso, Manuel Merino, había intentado comunicarse con altos mandos de las Fuerzas Armadas antes de que se vote la destitución, en una jugada que muchos percibieron como de naturaleza golpista.
Alejandro Godoy es analista y politólogo. Dice para Sputnik que el enfrentamiento entre ambos poderes no ha terminado con el fallido intento de destitución, pues hay aún terrenos donde la disputa es dable.
“Yo creo que el enfrentamiento no ha terminado, creo que vamos a ver una serie de disputas en relación con diversos temas, en especial microeconómicos y sobre eso vamos a tener toda una serie de discusiones frente a medidas populistas del Congreso (…), dice Godoy, magíster en Ciencia Política por la Universidad Católica de Perú.
El especialista agrega que la elección de los miembros del Tribunal Constitucional (TC) “es otro terreno de disputa”.
Como pocas veces en la historia de Perú, el TC ha jugado un papel clave en la política del país.
Desde junio, y como parte de la reforma política emprendida por el Ejecutivo, los siete miembros del TC ya no serán elegidos por invitación del Congreso, lo que hizo que muchas veces se tenga una corte favorable a los intereses políticos de ciertas bancadas.
Ahora, para acceder al cargo de tribuno una persona tendrá que someterse a un concurso público basado en méritos y ser votado por los dos tercios del número total de parlamentarios.
Este cambio en las reglas ha hecho que sectores del Congreso quieran apurar la elección de los miembros del TC para tener una corte que dé luz verde a los discutibles proyectos que tiene, lo cual se prevé que enfrentará nuevamente al Ejecutivo con el Legislativo.
Por otro lado, el TC tiene pendiente resolver la demanda competencial que interpuso el Ejecutivo contra la destitución presidencial, y en este proceso la corte tendrá que fijar sentencia sobre un tema controversial: la causal de destitución por “incapacidad moral”.
HABLEMOS DE MORAL
La Constitución de Perú establece la muerte del jefe de Estado como una de las causales de su destitución; también la aceptación de su renuncia por el Congreso, su salida del territorio nacional sin permiso del parlamento, o no regresar a él dentro del plazo fijado, incurrir en traición a la patria, e impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales.
También por disolver el Congreso inconstitucionalmente o por impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral.
Además, figuran las causales de incapacidad física o moral. Godoy afirma que todas las causales son objetivables, salvo la de incapacidad moral, pues como se ha visto en el último pedido de destitución, al presidente se le quería sacar porque el Congreso creyó, dentro de su juicio subjetivo, que el presidente era inmoralmente incapaz, algo muy ambiguo, porque ¿cómo se determina la inmoralidad de una persona sino es a través de una consideración nacida de la arbitrariedad?
El doctor en Sociología, Fernando Tuesta, apuntó en su momento que la figura de la incapacidad moral se venía arrastrando desde la Constitución de 1839, tiempos en los cuales los problemas mentales eran considerados de naturaleza moral, por lo que los legisladores de esa época estaban aludiendo a la incapacidad mental del mandatario, algo que es objetivable.
En ese sentido, el TC tendrá que fijar los límites para que esa causal no sea usada de manera indiscriminada y asegurar que escenarios como el que se vivió hace una semana no se repitan y Perú no se vea sacando presidentes sólo porque al Congreso así le parece.
Se trata de un asunto que anticipa nuevos roces entre Ejecutivo y Legislativo en tiempos de pandemia, donde las confrontaciones son un lujo que el país no se puede dar. (Sputnik)
Sergio Llerena Caballero