Santiago, 1 mar (Sputnik).- El ministro de Educación de Chile, Raúl Figueroa, anotó este lunes su primera gran victoria durante la pandemia del covid-19 luego de un 2020 para el olvido. Este 1 de marzo, más de 3.000 colegios del país abrieron sus puertas para recibir alumnos de manera presencial, después de un año del cierre de los establecimientos.
La gestión del secretario de Estado el año pasado se basó principalmente en remar solo contra la corriente, luchando constantemente por organizar la reapertura de los colegios en medio de la pandemia y exponer las desventajas de la educación remota a todos los que se oponían a la idea: profesores, médicos, organizaciones civiles e incluso algunas autoridades del mismo Ministerio de Salud.
Figueroa fue apodado el ministro “porfiado” tras perseverar sin éxito. De hecho, el 1 de octubre de 2020 organizó una jornada de retorno presencial en colegios rurales de Pirque (centro) para mostrar que sí era posible la reapertura paulatina. Llegó él, los periodistas, los camarógrafos y fotógrafos, pero no llegó ningún niño.
Esa fue su derrota definitiva y los estudiantes terminaron el año escolar con clases remotas. Pero este 2021, el Gobierno comenzó una nueva arremetida encabezada por el presidente Sebastián Piñera. Esta vez, con éxito. La prensa mostró imágenes de cientos de estudiantes con mascarillas aprendiendo en salas de clases.
Pero ¿cómo fue posible lograr la reapertura a pesar de que Chile se encuentra en una de sus peores etapas del covid-19, con más de 24.000 casos activos y en medio de un rebrote que amenaza con recrudecer en las próximas semanas?
CAMBIO DE POSTURA
El factor más importante para convencer a la comunidad escolar, a los médicos, a los apoderados y a las organizaciones civiles de que los niños debían volver a clases fue el proceso de vacunación. El Gobierno de Chile comenzó a inocular masivamente el 3 de febrero y ejecutó el proceso con tal rapidez, que ya son más de 3,5 millones los vacunados en todo el país.
Sin embargo, el Colegio de Profesores, el gremio más opositor al Gobierno en el tema del retorno, seguía sin aceptar, afirmando que esto traería consecuencias nefastas para la expansión del virus. Entonces, en febrero, el Gobierno hizo su propuesta definitiva: puso a los 513.00 profesores de Chile primeros en la lista de prioridad para vacunarse, estableció que el retorno fuese voluntario, flexible y paulatino, y que se apliquen una serie de protocolos de sanitización en los colegios, aulas y transportes escolares.
Esto fue suficiente para convencer a los docentes y también, a las dos principales lideresas del combate civil contra la pandemia: la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, y la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, quienes generalmente son críticas con la gestión gubernamental.
La semana pasada se produjo una conferencia de prensa inédita en la sede de Gobierno, el palacio de La Moneda. Siches, Muñoz, el presidente del Colegio de profesores, Carlos Díaz y el ministro Figueroa se pararon detrás del presidente Sebastián Piñera, quien dio el gran anuncio: las clases vuelven el 1 de marzo.
LENTO RETORNO
“Hoy, los niños comenzaron a volver a sus escuelas, al recreo y a reencontrarse con amigos y profesores. El aula es sagrada, es donde los estudiantes se forman y aprenden, donde pueden desarrollar su emocionalidad y tener un desarrollo integral”, dijo Piñera en conferencia de prensa desde un pequeño colegio en la localidad rural de Padre Hurtado (centro), donde compartió con los niños mientras daba inicio al año escolar.
El retorno durante el primer día fue algo lento. De los 3,6 millones de estudiantes que iniciaron el año escolar 2021, sólo un 5% acudió de manera presencial a su establecimiento, según los datos preliminares entregados por el Colegio de Profesores, aunque aún no hay datos oficiales.
Esto responde a las dudas que aún tienen los padres sobre la pandemia. Un estudio publicado la semana pasada por la encuestadora privada Cadem reveló que un 35% de los apoderados prefiere mantener a sus hijos con clases remotas durante los meses más duros del covid-19, o por lo menos, hasta que el plan de vacunación avance más.
Los pocos niños que llegaron a los colegios fueron sometidos a estrictos protocolos sanitarios: mascarilla obligatoria en sala y transporte escolar, horarios diferidos para el recreo, distanciamiento social en los baños, prohibición de hacer educación física en lugares cerrados y si algún alumno da positivo a covid-19, se suspenden las clases para todo su curso durante dos semanas.
Una buena noticia entregada por el mandatario este lunes es que ya han sido vacunados más de 256.000 profesores y trabajadores de la educación, la mitad del total del personal a nivel nacional. “Hoy es un buen día para los profesores, los niños, los jóvenes, para la comunidad escolar y para toda la sociedad chilena”, afirmó.
La primera evaluación oficial de la estrategia de retorno se realizará al final de esta semana y todos los ojos fiscalizadores estarán puestos sobre el Gobierno y sus autoridades. Sobre todo el Colegio de Profesores, quienes aún critican lo presuroso de la implementación del plan. Por ende, el Ejecutivo debe evitar errores no forzados como el que cometió el ministro de Salud, Enrique Paris, en febrero.
“Hay que estar tranquilos, porque los niños transmiten muy poco el coronavirus”, dijo durante una conferencia en febrero, argumentando a favor del retorno a clases. La falsedad de esta afirmación, refutada por expertos y por estudios científicos, generó un revuelo que cas hizo tambalear el acuerdo, y todos concuerdan en que estas situaciones no deben repetirse. (Sputnik)