Los ciudadanos salvadoreños participan este domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y legislativas, en las cuales el presidente Nayib Bukele busca una reelección que se presenta como casi segura.
Bukele, de 42 años, ha implementado políticas de mano dura que han reducido significativamente la violencia pandillera, aunque estas medidas han sido objeto de críticas por parte de organismos de derechos humanos.
Según las encuestas más recientes, como la realizada por la Universidad Centroamericana (UCA), Bukele podría obtener un abrumador 81,9% de los votos, dejando a la oposición fragmentada entre cinco candidatos, ninguno de los cuales alcanzaría el 5% de los sufragios.
Los principales contendientes que siguen a Bukele, a gran distancia, son el exdiputado Manuel Flores del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y el empresario Joel Sánchez de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Ambos partidos, que dominaron la política salvadoreña después de la guerra civil, han perdido relevancia desde la llegada de Bukele en 2019, quien rompió con el bipartidismo tradicional.
Así trasladó el gobierno de El Salvador a los primeros 2 mil presos a una nueva cárcel que construyó y que tiene capacidad para 40 mil personas. Se trata de la prisión más grande de América. El presidente Nayib Bukele prometió que se quedarán ahí de por vida: pic.twitter.com/DtwL6mpzI4
— Ciro Gómez Leyva (@CiroGomezL) February 25, 2023
La elección se perfila como un trámite para Bukele y su partido, Nuevas Ideas, que también busca mantener la mayoría en el Legislativo. El presidente ha instado a sus seguidores a votar para preservar los logros en seguridad, destacando que perder la mayoría calificada podría poner en riesgo las políticas de seguridad y reformas judiciales implementadas durante su mandato.
A pesar de la popularidad de Bukele por sus medidas de mano dura, algunos sectores expresan preocupación por su posición dominante, sugiriendo que el país se dirige hacia un régimen de partido único o hegemónico, lo cual genera inquietudes sobre la salud democrática de El Salvador.
La estrategia represiva de Bukele ha generado críticas tanto a nivel nacional como internacional, con denuncias de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y erosión del orden institucional. Mientras que los defensores elogian sus logros en la reducción de la violencia, los detractores señalan posibles abusos contra los derechos humanos.
La jornada electoral se desarrolla en un ambiente marcado por la polémica en torno a la candidatura de Bukele, quien obtuvo una licencia especial por seis meses para participar en los comicios, a pesar de la prohibición constitucional de la reelección inmediata.
La flexibilización de los límites de los mandatos presidenciales ha generado preocupaciones sobre la concentración y abuso de poder, siendo considerada por algunos como un paso hacia el autoritarismo. A pesar de estas críticas, el país parece encaminarse hacia una jornada electoral sin sorpresas, consolidando la posición de Bukele en la política salvadoreña.
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