Santiago, 21 dic (Sputnik).- La muerte del exdictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990) a los 91 años, ocurrida en diciembre de 2006, prometía cerrar un ciclo y acabar con un singular movimiento que ya venía en decadencia: el pinochetismo.
Desde que Pinochet dejó el Gobierno en 1990 en adelante, la derecha comenzó a aislarlo y sus adherentes disminuyeron, no solo por la verificación de los 3.197 homicidios que se cometieron en su régimen y las crudas sesiones de tortura contra 28.000 opositores, sino también por el descubrimiento de las complejas redes que tejió para robar miles de millones de pesos al Estado.
El día que murió, cientos de miles celebraron con vino espumante en las plazas del país. La entonces presidenta Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), quien fue torturada por exagentes de Pinochet, decidió no rendirle honores y el nieto de una de las víctimas emblemáticas del régimen escupió sobre su féretro. Los seguidores que fueron a despedirlo no superaron los 4.000 y muchos de ellos pertenecían a grupos extremos y ‘outsiders’ como neonazis.
Durante una década el pinochetismo pareció enterrado y eran pocos los políticos que osaban recordar su figura, ya que eso les restaba más que sumaba. Eso hasta 2017, cuando el entonces diputado pinochetista José Antonio Kast hizo conocer su postulación a la presidencia de Chile.
El mismo día que Kast anunció su candidatura hizo noticia, ya que uno de sus adherentes tenía una camiseta con la leyenda ‘Pinochet’s helicopter tours’ acompañada del dibujo de un helicóptero y un hombre cayendo.
Una cruel burla a las víctimas lanzadas al mar durante la dictadura. Aún ronda en redes sociales la imagen de Kast abrazado con esa persona.
En las elecciones de 2017 Kast obtuvo un sorpresivo 8 por ciento de los votos y quedó en cuarto lugar.
Desde entonces su popularidad creció. Concentró el apoyo de grupos conservadores, se unió con varios líderes evangélicos y con agrupaciones de funcionarios de las Fuerzas Armadas en retiro y en 2019 logró fundar el Partido Republicano.
Su consolidación llegó en las elecciones presidenciales del 21 de noviembre de este año. Un total de 1.961.387 personas (27 por ciento) confiaron en él y lo posicionaron en el primer lugar de los siete candidatos que compitieron.
Y aunque el 19 de diciembre, Kast perdió en segunda vuelta contra el candidato del bloque de izquierda Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, obtuvo 3,6 millones de votos, convirtiéndose en el candidato presidencial perdedor con mayor cantidad de sufragios en la historia.
Aunque Kast insistió en no ser calificado como un ultraderechista, muchas de sus propuestas fueron criticadas por su extrema dureza. Algunas de ellas, incluso, tuvo que morigerarlas por petición de la centroderecha, que finalmente se inclinó por apoyarlo.
El programa original de Gobierno de Kast proponía cavar una zanja en la frontera con Bolivia y Perú para impedir el paso de migrantes, organizar a los Gobiernos de la región para perseguir a los radicales de izquierda y cerrar el Instituto Nacional de Derechos Humanos y el Ministerio de la Mujer. Las dos primeras se mantuvieron y las dos últimas las descartó.
Entre sus planteamientos hubo uno que se acercaba peligrosamente a la represión que ejerció Pinochet, según sus detractores.
Kast propuso entregar facultades especiales al presidente de la República para ordenar la interceptación de comunicaciones y de documentos privados, y que durante los estados de excepción constitucional el mandatario pudiera ordenar el arresto de cualquier ciudadano y encerrarlo en cualquier lugar sin la mediación de tribunales o Fiscalía, tal como se hacía durante el régimen militar.
REIVINDICANDO DEL RÉGIMEN
El lunes 6 de diciembre, un grupo de adherentes de Kast protestó contra el Instituto Nacional de Derechos Humanos en Santiago y entonaron la tercera estrofa del Himno Nacional.
Esta es una de las formas en que los pinochetistas demuestran solapadamente su apoyo al régimen, ya que esa parte de la canción es una oda al soldado chileno que se cantaba durante la dictadura.
Si durante años fue mal visto que alguien reivindicara en público la dictadura de Pinochet, con el auge de Kast es más recurrente ver gente haciéndolo.
De hecho, el Partido Republicano logró elegir a 16 representantes en las elecciones parlamentarias del 21 de noviembre, muchos de los cuales cobraron notoriedad por defender la gestión de la dictadura o por sus ideas de extrema derecha.
Gonzalo de la Carrera es locutor radial y uno de los 15 diputados electos del partido de Kast.
En una entrevista televisiva dijo que condenaba todas las dictaduras, a excepción de la de Pinochet. “Ese fue un Gobierno militar”, aclaró. Rojo Edwards, el único senador electo de la tienda, afirmó a un medio local que las reformas de la dictadura “permitieron el crecimiento más espectacular que ha tenido Chile y toda Latinoamérica en los últimos 200 años”.
Más lejos fue Johannes Kaiser, un ‘youtuber’ del Partido Republicano que saltó de la silla del computador a la Cámara de Diputados.
“Estaban bien fusilados esa gente de Pisagua (norte). Eran narcos o izquierdistas, o una mezcla de las dos cosas”, bromeó en uno de sus videos, burlándose de los opositores que asesinó la dictadura en esa ciudad.
Debido a comentarios como esos, y otros contra las mujeres y los migrantes, el partido terminó expulsándolo, lo que no le impedirá asumir como diputado en marzo del próximo año.
El mismo Kast fue un férreo defensor de la dictadura y de la gestión de su hermano, Miguel Kast, quien fue ministro de Pinochet en las carteras de Trabajo y Planificación Nacional.
En 2017 como candidato presidencial, Kast dijo que si Pinochet estuviera vivo votaría por él y este año aseguró que la dictadura de Chile respetaba la democracia porque no encerraba a los opositores durante las elecciones.
UN RETROCESO
Erika Hennings es una activista por los derechos humanos. Durante la dictadura fue detenida por los agentes de Pinochet junto a su esposo, Alfonso Chanfreau, y ambos fueron sometidos a torturas en una casona en el centro de Santiago. Chanfreau fue asesinado y Hennings expulsada al exilio por el pinochetismo
Desde entonces, ella ha dedicado su vida a luchar para que los crímenes de lesa humanidad no queden en la impunidad y actualmente lidera la organización pro derechos humanos Londres 38, ubicada en la misma casona donde ella y su esposo fueron apresados, la cual fue reacondicionada para darle una significación simbólica en apoyo a las víctimas y sus familiares.
“Como exprisionera política en dictadura, esposa de detenido desaparecido, compañera y amiga de tantas víctimas, fue una vergüenza que existiera la posibilidad de que ganara la elección un representante del pinochetismo”, manifestó Hennings en conversación con la Agencia Sputnik.
La activista señaló que un triunfo del ultraderechista hubiera significado “un retroceso en los logros de la lucha feminista, en los avances en materia de diversidad, en la ley de aborto, en las pensiones y en todas las sacrificadas luchas que se libraron durante las protestas del estallido social de 2019”.
Hennings criticó duramente al sector del pinochetismo que representa Kast, recordando que el líder derechista manifestó en reiteradas oportunidades estar a favor de entregar indultos a los criminales y exagentes que cumplen condena en la cárcel especial Punta Peuco y agradeció que Kast no haya sido electo. “Nosotros, de todas maneras, seguiremos exigiendo siempre toda la verdad y toda la justicia”, cerró.
Durante la dictadura de Pinochet cerca de 28.000 personas fueron torturadas, 3.197 fueron asesinadas y unas 200.000 fueron obligadas al exilio, según cifras oficiales. (Sputnik)
Francisco Bravo Atias