“Nuestros niños y adolescentes ocupan hoy un triste y destructivo primer lugar entre todos los países de América, en el consumo de marihuana, cocaína, pasta base y tranquilizantes sin receta médica, superando incluso el consumo de los adultos, lo cual, sin duda, constituye una verdadera y peligrosa epidemia”.
Con esas palabras comenzó el presidente Piñera su mensaje emitido en cadena nacional ayer lunes, instancia en la que anunció oficialmente el plan “Elige vivir sin drogas”, una iniciativa que contempla una inversión de 519 millones de pesos para 2019.
En concreto, el plan nacional considera 3 etapas: una encuesta a escolares, alumnos de segundo medio en 1.400 colegios; coordinación programática de organismos, que considera a la familia, escuela, grupo de pares y tiempo de ocio; y la evaluación de resultados de las intervenciones y monitoreo del proceso.
A partir de los resultados exitosos, 20 países de Europa y 2 de África implementaron el modelo islandés. Y Chile será el primer país de América en hacerlo, luego que el Gobierno observara el piloto que en 2018 la Universidad de Chile comenzó a desarrollar en seis comunas: Melipilla, Renca, Colina, Lo Barnechea, Peñalolén y Las Condes, en las que ya se concluyó la etapa de diagnóstico.
De acuerdo a La Moneda, el proyecto será implementado este año en 44 comunas de Chile, entre las que están Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Copiapó, Coquimbo, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar, Villa Alemana, Rancagua, Santa Cruz, Talca, Los Ángeles, Concepción, Talcahuano, Chillán, Padre las Casas, Temuco, Valdivia, Castro, Puerto Montt, Coyhaique, Puerto Aysén, Punta Arenas, Puerto Natales, Lampa, Puente Alto, San Bernardo, Estación Central, La Florida, La Granja, La Pintana, La Reina, Lo Prado, Maipú, Ñuñoa, Padre Hurtado, Pudahuel, San Joaquín, San Miguel, Santiago, Quinta Normal y Recoleta.
De este modo, un total de 50 comunas serán parte del ambicioso plan de la administración Piñera.
Los cuatro pilares
En su intervención, el mandatario remarcó que el plan se basa en cuatro pilares fundamentales:
Primero, en las familias, entregándoles herramientas e instrumentos eficaces para cuidar y proteger mejor a los niños.
Segundo, en la escuela, a través de programas preventivos que involucrarán a alumnos, padres y profesores, cuya participación y compromiso es fundamental.
Tercero, a través de una mejor oferta pública y de la sociedad civil para que los niños y adolescentes tengan más y mejores oportunidades deportivas, culturales, recreativas y comunitarias a las cuales poder dedicar su tiempo libre.
Y cuarto, potenciando los liderazgos sanos y positivos de familiares, de compañeros de escuela, de amigos o de quien pueda cumplir esa labor.