Montevideo (Mesa Américas), 24 jun (Sputnik).- Además del aumento de los combustibles y de la inflación, América Latina y el Caribe vive otra crisis que podría dejar una marca profunda en sus próximas décadas: la educativa. Las carencias de aprendizaje en niños, niñas y adolescentes pobres de la región podrían cercenar su futuro.
Según el informe “Dos años después: salvando a una generación”, presentado esta semana por el Banco Mundial y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cuatro de cada cinco niños latinoamericanos y caribeños no podrán comprender un texto simple una vez concluida la primaria. Esto podría costarles una reducción del 12 por ciento de sus ingresos a lo largo de su vida.
En la región más desigual del mundo, los efectos de esta crisis no se dan de la misma forma en todas las clases sociales. Los sectores más vulnerables afrontan el mayor costo debido a que los gobiernos decidieron mantener las escuelas públicas cerradas durante dos años por la pandemia del covid-19.
Presiones económicas, problemas de violencia sexual y de género, embarazos adolescentes y dificultades en el acceso de Internet son algunos de los factores que aumentaron durante estos dos últimos años y que alejaron a los alumnos de los centros educativos, denuncia la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
“Nuestra perspectiva es que el mundo está viviendo una crisis educativa y América Latina no solo no es una excepción sino que es un caso agravado. Los últimos datos son peores. América latina fue la región del mundo que más tuvo la escuelas cerradas durante la pandemia”, dijo a la Agencia Sputnik el director de la oficina regional de Ciencias para América Latina y el Caribe de la Unesco, Ernesto Fernández Polcuch.
En un segundo informe, titulado “Situación de la pobreza de aprendizaje a nivel mundial: actualización 2022” y elaborado por Unicef, el Banco Mundial, la Unesco, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid), el Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones de Reino Unido y la Fundación Bill y Melinda Gates, se señala que Latinoamérica es la segunda región con peores niveles de comprensión lectora.
Apenas África Subsahariana muestra una mayor pobreza de aprendizaje, con nueve de cada 10 alumnos que no pueden leer y entender un texto al final de la primaria.
BRECHA
Fernández Polcuch sostuvo que la crisis educativa hizo perder a los niños un promedio de 1,5 años de clase, y aseguró que esta situación se agravó aún más en el quintil más bajo de la sociedad latinoamericana.
“Efectivamente ha habido todo tipo de presiones sobre los niños, desde salir a trabajar, problemas de violencia… hubo un auge de los embarazos adolescentes, problemas vinculados a la violencia sexual y de género. Todo esto no solo aleja a los niños de la escuela, sino que también disminuye las oportunidades de aprendizaje”, agregó.
Indicó que la diferencia entre pobres y ricos ya era grande, pero empeoró con la pandemia debido al poco acceso a medios digitales en el ámbito rural.
“Los niños que viven en lugares rurales tienen muchísimo menos acceso a Internet e incluso a la televisión, entonces desde la ciudad pensamos que la tele está por todos lados y no es así. Los países que pusieron en marcha casi todos programas de educación a distancia por televisión no pensaron en que hay niños que no podían acceder porque ni siquiera les llega la televisión a casa y ni hablar de Internet. Entonces, esos niños y niñas han sufrido más”, afirmó.
En ámbitos más urbanos “no había condiciones mínimas para el aprendizaje” en aquellas familias, donde se tenía que compartir un teléfono o computadora para acceder a Internet entre varias generaciones, indicó.
“De golpe se les trasladó a las madres y padres la responsabilidad de contribuir de forma directa a la educación de las niñas y niños. El problema es que dependiendo de su nivel educativo es lo que pueden realmente ayudar. La diferencia de quienes vienen de hogares educativos con niveles más bajos más les influyó y les pesó durante la pandemia. Todo el combo hizo que se agravaran las brechas”, agregó.
Según el informe realizado por el Banco Mundial y Unicef, los niños de América Latina y el Caribe vivieron los cierres de escuela por covid-19 “más largos y constantes del mundo”. En promedio, desde el comienzo de la pandemia los alumnos de la región perdieron, parcial o completamente, dos tercios de los días de clase presenciales, con una supresión estimada de 1,5 años de aprendizaje.
En mayo del 2020, la Unesco advirtió que había 156 millones de niños y jóvenes fuera de clases en la región debido a la pandemia y que el 60 por ciento de los estudiantes habían quedado totalmente desconectados del sistema educativo.
REGRESO A LAS AULAS
Fernández Polcuch indicó que el regreso a las aulas no alcanza para recuperar el tiempo perdido.
“Hay que recuperar los aprendizajes perdidos, hay que hacer muchos esfuerzos en las escuelas. No hay que volver como si hubiéramos tenido dos años normales. Esta escuela no puede ser igual a lo que era antes. Hay que poner a la educación en el nivel más alto del debate político, apostando a una transformación”, reflexionó. (Sputnik)