San Salvador, 2 jun (Sputnik).- El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cumplió su tercer año al frente del Ejecutivo, con índices de popularidad tan elevados como las preocupaciones que despierta su gestión en determinados sectores.
El aniversario, el miércoles amaneció con uno de los principales antagonistas mediáticos de Bukele, el diario La Prensa Gráfica, reconociendo en su portada que el mandatario cuenta con un 87 por ciento de aprobación popular, un apoyo sin parangón en este país.
Tal percepción prima pese a los síntomas de autoritarismo que inquietan a más de uno, e incluso han desencantado a quienes en su momento no dudaron en darle su voto al joven político que sacó rédito del desencanto imperante en la sociedad salvadoreña.
LUCES Y SOMBRAS
“De Bukele podríamos resumir lo bueno, lo malo y lo feo”, comentó a la agencia Sputnik el académico Oscar Picardo, director de investigaciones de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), para ilustrar las luces y sombras de este mandato.
Un balance recién divulgado por la UFG destaca entre los aciertos de la administración Bukele su respuesta inmediata a la pandemia de Covid-19, que lograra reducir las medias diarias de homicidios y su búsqueda de nuevos socios, como China.
Entre lo negativo, el resumen destaca la militarización de la Asamblea Legislativa en febrero de 2020, para exigir la aprobación de un crédito millonario para financiar el plan de seguridad Control Territorial, y que decepcionó a muchos seguidores.
También cuestionan la depuración llevada a cabo en la Corte Suprema de Justicia tras el triunfo inobjetable del oficialista partido Nuevas Ideas en los comicios de 2021, con el cual Bukele aseguró el control del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Por último, sobrevino la revelación de lo que, para muchos, era un secreto a voces: el gobierno pactó con las pandillas para reducir los promedios de asesinatos, y cuando se “violó” el acuerdo, las “maras” replicaron con una sangrienta ola de violencia.
En un área grisa caen proyectos como la implementación del bitcoin como moneda de curso legal, la escasa transparencia en la gestión pública y las denuncias desde medios críticos de acoso y falta de garantías para el ejercicio periodístico.
PUNTO DE CAMBIO
Quizás en lo único que se ponen de acuerdo seguidores y detractores del presidente es en que Bukele ha marcado un antes y un después en la manera de gobernar.
Desde su irreverencia hasta la sublimación de la red social Twitter como plataforma para comunicarse con funcionarios, rivales y ciudadanía toda, Bukele explota todas sus dotes como publicista para ganar una batalla de percepciones que sabe crucial.
En esa cuerda, buena parte de su narrativa se ceba en las deficiencias de los gobiernos de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (1989-2009) y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (2009-2019).
“Hoy se cumplen tres años de Gobierno del presidente Bukele, pero en realidad, solo cumple un año gobernando, porque la anterior Asamblea solo se dedicaba a decir no a los planes estratégicos que tenía el presidente, solo para afectarlo. Pero afectaban a los salvadoreños”, tuiteó Christian Guevara, jefe de la bancada oficialista.
Ante el descrédito de los partidos tradicionales, emergió un colectivo autodenominado Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, protagonista de varias manifestaciones para protestar contra algunas de las medidas más polémicas del gobierno.
“La mentira y la manipulación son las armas predilectas del Gobierno para tratar de engañar al pueblo”, proclamaron voceros del Bloque en un plantón realizado en la céntrica plaza al Salvador del Mundo.
El colectivo también denunció el incremento en gasto militar y en propaganda, a la vez que son eliminados programas que beneficiaban a sectores de bajos recursos.
Sin embargo, otra reciente encuesta de la UFG reveló que siete de cada 10 salvadoreños estaría de acuerdo con la reelección de Bukele, una posibilidad hasta ahora vetada por los artículos pétreos de la Constitución.
A su vez, un sondeo del Centro de Investigaciones, Estudios Sociales y Económicos de Centro América arrojó que cerca de un 90 por ciento de la diáspora salvadoreña en Estados Unidos está de acuerdo con un segundo período del joven mandatario.
No en balde Bukele se autodefine como “el presidente más cool del mundo mundial”, una broma dicha muy en serio. (Sputnik)