A 50 años del caso Watergate, salen a la luz los entresijos de la conexión mexicana

En los primeros días de junio de este año 2022, nuevos periodistas de investigación -esta vez mexicanos- buscaron a Ogarrio en su despacho, y aceptó contar la historia con todos sus detalles.

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De <a rel="nofollow" class="external text" href="https://www.flickr.com/people/53207432@N00">Bernd W. Schüttke</a> from Berlin, Germany - <a rel="nofollow" class="external text" href="https://www.flickr.com/photos/53207432@N00/2398153424/">Richard Nixon - US President</a>, CC BY 2.0, Enlace

Ciudad de México, 20 jun (Sputnik).- Por primera vez, un testigo cuenta a periodistas de investigación los entretelones de la conexión secreta para pagar desde México al comando que allanó la sede del Partido Demócrata de EEUU -entonces opositor-, en el edificio Watergate de Washington, la madrugada del 17 de junio de 1972.

El abogado mexicano Alejandro Ogarrio Ramírez cuenta cómo su familia se enteró hace medio siglo, por The Washington Post y The New York Times, que el dinero de varios cheques firmados por su padre fue utilizado para pagar a cinco hombres que violaron la ley por orden del Gobierno de EEUU, persiguiendo a la oposición en plena campaña presidencial.

La única vez que habló con extraños sobre el tema fue a finales de julio de 1972: un periodista estadounidense de investigación llegó hasta la puerta de su oficina, comienza el relato de la investigación conjunta de la organización civil Mexicanos Contra la Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en alianza con la Fábrica de Periodismo, firmada por Jacinto Rodríguez Munguía.

Con hojas en mano, el gringo le preguntó: “¿Ésta es la firma de su padre?”

Le mostró una copia borrosa de un cheque emitido por el Banco Internacional. Apenas se veían los trazos y el nombre del beneficiario: Manuel Ogarrio Daguerre, su padre.

La primera respuesta que se le ocurrió al hijo del firmante de los cheques, fue que la firma no se parecía a la de su padre, que no estaba seguro, que los rasgos no coincidían.

LA CONEXIÓN MÉXICO

En los primeros días de junio de este año 2022, nuevos periodistas de investigación -esta vez mexicanos- buscaron a Ogarrio en su despacho, y aceptó contar la historia con todos sus detalles.

Recordaron la detención in fraganti del comando vinculado a la Casa Blanca que detonó el mayor escándalo en la historia política de EEUU, que llevó aquel año a la renuncia del entonces presidente Richard Nixon.

Le repitieron la misma pregunta ante la copia del mismo cheque que vio por primera vez en 1972: “¿Es la firma de su padre?”.

Esta vez decidió responder con la verdad : “Sí”.

Las investigaciones sobre el frustrado asalto revelaron también la existencia de cuatro cheques por 89.000 dólares usados para financiar la operación, firmados por Manuel Ogarrio Daguerre.

El nuevo relato revela el nombre de un personaje nunca antes mencionado: el hombre que involucró al abogado mexicano en la operación secreta.

De los cinco conspiradores detenidos en el edificio Watergate, tres participaron en el desembarco contrarrevolucionario en la cubana Bahía de Cochinos, el fracasado intento por derrocar a Fidel Castro en 1961.

Entre las evidencias había cámaras, micrófonos, dos agendas con nombres y teléfonos y 2.300 dólares en billetes de 100 dólares, nuevos, seriados y secuenciados.

EL TESTIMONIO

El colaborador mexicano con la trama se especializó como abogado en materia laboral, que ejerció hasta 1983, año en que falleció.

Fue abogado de la Cámara Minera de México y de la Asociación Mexicana de Minería; muchos de sus clientes eran socios de estas agrupaciones, y representaba a empresas de EEUU.

Los nuevos investigadores le mostraron una ficha de información que elaboró la extinta Dirección Federal de Seguridad, el aparato de espionaje del Estado mexicano, en la que aparece una fotografía de su padre.

La ficha relata viajes a EEUU y Europa, y lo describe: “1.71 metros; ojos verdes, pelo negro, complexión robusta, frente ancha y amplia, cejas pobladas, nariz recta y con una cicatriz en la frente”.

“No recuerdo que alguna autoridad haya llamado a mi padre a presentar declaración en México”, dice ante el hallazgo.

LA PISTA DEL DINERO

El personaje central de toda la historia que publicaron Bob Woodward y Carl Bernstein es “Garganta Profunda”, la fuente anónima que les ayudó a confirmar los secretos de la operación clandestina.

Es conocido por una frase en clave: “Follow the money”, es decir, sigue la huella del dinero.

Entre las pistas, un fiscal les entregó la información de los estados de cuenta de uno de los conspiradores de Bahía Cochinos: Bernard Barker.

En el libro “Todos los hombres del Presidente”, Bernstein pregunta de dónde procede el dinero: “De la Ciudad de México. De un hombre de negocios de aquella ciudad, un abogado”, responde Woodward.

Martin Dardis, jefe de investigación del condado Dade de Florida se encontró el 31 de julio con Bernstein y es “la primera vez que la palabra México aparece vinculada con el caso Watergate en la prensa de EEUU”.

Pero el periodista Walter Rugaber, de The New York Times se adelantó con su revelación: publicó un reportaje fechado en la Ciudad de México, que contaba la historia de los cheques y su encuentro con el hijo del firmante.

Los reporteros de The Washington Post contaron en su libro la ruta del dinero que involucró al abogado Ogarrio: era la “Operación Limpieza”.

Robert H. Allen, jefe del Comité para la Reelección de Nixon en Texas, fue el proveedor de los fondos que se triangulaban por Ogarrio en México.

Cuando menos otros 750.000 dólares fueron trasladados a México en las semanas previas al 7 de abril de 1972, fecha en que entraba en vigor una nueva ley sobre financiamiento de las campañas electorales, que impedía aportaciones anónimas.

Los nuevos investigadores preguntan: “Eso fue hace 50 años. ¿No volvió a decir ni una palabra?”.

“No, hasta ahora -responde-. Te voy a decir lo que me consta y lo que platicó mi papá”, dice el extenso relato ilustrado con fotos de los cheques, las agendas y otras evidencias.

La CIA trató de evitar que la conexión mexicana fuera revelada: “Luego de que vino el periodista del New York Times, a mi papá le llaman de la embajada norteamericana para pedirle una entrevista”

Él pensó que era del FBI.

¿Qué le contó a su hijo?: “Que le habían preguntado lo del dichoso cheque y les dijo lo que era. Le dieron las gracias y dijeron que regresarían después, pero nunca volvieron”.

El abogado tomó precauciones al enterarse de la magnitud del lío, cuando estaba enfermo: “Hijo, quiero que por favor vayas a las oficinas del Procurador General de la República (Pedro Ojeda Paullada) y le digas exactamente lo que pasó”.

Le pidió decirle exactamente, de la A a la Z, qué fue lo que pasó: “Y le conté todo”.

LA PIEZA PERDIDA

Un día de abril de 1972 bajó al despacho del abogado un hombre llamado José Díaz de León, que tenía sus oficinas en otro piso del edificio del Banco Internacional,

Y le dijo: “Quiero comprar 100.000 dólares en efectivo”, solo había 11.000 dólares y el resto los firmó el abogado con un cheque de 89.000 dólares.

El hijo del abogado piensa que “don Pepe llegó con Robert H. Allen (el empresario texano que recaudaba fondos para la reelección de Richard Nixon), su jefe, que es quien se los debió haber pedido”.

Ogarrio entregó los cheques a Pepe Díaz y éste se los entregó a Bob Allen.

¿Quién es Pepe Díaz de León?: “Yo no lo conocí, solamente supe que era gerente general de Compañía de Azufre Veracruz, en México, que junto con la Compañía Impulsora del Sur, eran filiales de la Gulf Resources and Chemical Corporation”.

Aquel hombre era gerente general de ambas firmas y tenía como abogado a Ogarrio: “Esa era la relación”, reveló. (Sputnik)